Cuando empieza la diabetes, los niveles de glicemia (azúcar en la sangre) aún no son tan altos y si la persona cumple el tratamiento indicado es difícil que llegue a la amputación u otras complicaciones, según explican desde el Ministerio de Salud Pública.
“Desde el primer día, la persona diagnosticada con diabetes tiene que tomar en serio su tratamiento. Lastimosamente, la gran mayoría de los pacientes consultan cuando los niveles de glicemia son muy elevados, ya casi todos llegan con problemas muy avanzados, graves, en los pies”, explica la Dra. María Del Rocío Aparicio, directora del Programa Nacional de Diabetes.
Las complicaciones –dice– se dan a raíz de que el diagnóstico es tardío y no hay apego al tratamiento o, aún con el diagnóstico oportuno, la persona no se ajusta a las indicaciones médicas, en cuanto a su alimentación, estilo de vida y medicación.
“La persona debe realizarse todos los estudios solicitados por el profesional médico y seguir el tratamiento, lo que puede evitar el caso extremo de la amputación de un miembro, ya sea del dedo, pie o de la pierna”, advierte la especialista.
Aparicio señala que en el Ministerio existe el soporte para que las personas accedan al diagnóstico y al tratamiento necesarios. En primer lugar, están las Unidades de Salud de la Familia, cuyo equipo está capacitado para realizar el diagnóstico y el seguimiento de los pacientes de baja complejidad. Luego están los centros especializados o de mayor complejidad, para dar respuesta a quienes presentan alguna complicación.
Los pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2 pueden acceder a las insulinas y a los antidiabéticos orales de manera gratuita, de acuerdo a la profesional. En tanto que aquellos que presentan diabetes tipo 1 (en su mayoría niños) reciben un kit, también gratuito, para el control riguroso que demanda esta patología, a lo que se suma la capacitación a la familia en el cuidado del paciente.