La propuesta del presidente electo Jair Bolsonaro, de tras-ladar la Embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén inquietó al sector cárnico brasileño debido a la fuerte relación comercial del país suramericano con el mercado árabe, que importa grandes cantidades de carne de pollo.
Brasil, el mayor exportador de pollo del mundo, envió al exterior 3,42 millones de toneladas de este alimento en los primeros 10 meses del año, lo que generó una facturación de 5.400 millones de dólares, según datos de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (Abpa).
Después de China, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes son los principales compradores de pollo de Brasil, gracias a que el país es uno de los grandes productores mundiales de carne halal, un sello que acredita que fueron elaborados respetando la ley islámica. El certificado halal garantiza que el animal fue sacrificado orientado hacia la Meca y sin sufrimiento, con un corte seco debajo del cuello.
De acuerdo con la Cámara de Comercio Árabe Brasileña, en 2017 las exportaciones para los países de la Liga Árabe sumaron 13.600 millones de dólares, de los cuales 2.600 millones de dólares fueron de productos avícolas. “Existe mucha preocupación, porque hay una relación de mucha confianza conquistada desde hace décadas y, con ello, conseguimos que ese comercio alcanzara 7 veces más resultados en los últimos 20 años”, explicó Rubens Hannun, presidente de la Cámara de Comercio Árabe Brasileña.
A comienzos de mes, el futuro mandatario ratificó su intención de trasladar la Embajada en Israel de Tel Aviv a la Ciudad Santa, un anuncio que generó malestar entre exportadores y el mundo árabe. Aunque no fue confirmado oficialmente, una misión comercial que la semana pasada tenía prevista una visita a Egipto tuvo que ser cancelada. EFE