“Comenzamos con Dios y finalizaremos con Dios. Cuando vemos lo que ocurre en nuestros hospitales, es evidente que Dios ha respondido a nuestros rezos”, aseguró Magufuli, al tomar la palabra durante una misa en su ciudad de origen, Chato (noroeste), transmitida por la televisión.
El presidente mencionó como ejemplos a varios hospitales en los que ha disminuido el número de pacientes, como el de Amana en la capital económica del país, Dar es Salaam, o el de Lulanzi, en la costa.
Tanzania dio el 29 de abril un balance de 480 infectados, de los cuales 16 murieron, pero no ha sido actualizado, ni siquiera por el presidente en la misa dominical. Solamente el archipiélago semiautónomo de Zanibar actualiza con regularidad el balance de casos.
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En abril, John Magufuli reprochó al Ministerio de Salud que alimentaba el pánico de la población, al anunciar regularmente los nuevos casos.
“De acuerdo a cómo van las cosas, nuevamente podremos programar tres días de oraciones para agradecer a Dios por la salida (de la crisis), quizás a partir del próximo viernes”, añadió Magufuli, quien está desde el 28 de marzo en Chato, ciudad de su infancia ubicada a orillas del lago Victoria.
Magufuli, quien dijo que uno de sus hijos contrajo el Covid-19 y que se había curado gracias a inhalaciones de limón y jengibre, no excluye autorizar la pronta reapertura de universidades y la realización de competencias deportivas, si la disminución de casos se confirma.
En esta semana, la oposición tanzana exigió a las autoridades que publiquen estadísticas cotidianas.
Por su parte, la Embajada estadounidense en Tanzania advirtió sobre el “muy alto” riesgo de contagio en Dar es Salaam, invitando a su personal y familiares a quedarse en sus casas.
Apodado Tingatinga (bulldozer en suahili), Magufuli se ha destacado desde que asumió el cargo en 2015 por su lucha contra la corrupción, pero también es muy criticado por sus derivas autoritaristas.