La reglamentación de los servicios de aplicaciones móviles para transportes está paralizada desde diciembre del año pasado en la Junta Municipal, tras el veto aplicado por el intendente Miguel Prieto a una ordenanza que había restringido seriamente el trabajo de los que no son taxistas. Este miércoles debería ser tratado el veto y la Junta Municipal necesita de 8 votos para levantamiento.
Son cerca de 6.000 los taxistas agremiados en Ciudad del Este. El grupo realiza varias medidas de fuerza desde el 2019, cuando se anunció el ingreso de la plataforma Uber como una alternativa para viajes de los pobladores de la ciudad esteña.
DENUNCIAS. El último fin de semana se registraron dos hechos de agresiones en el microcentro a trabajadores de las aplicaciones. Incluso, algunos taxistas lanzaron piedras a los vehículos y amenazaron de romper la cara a uno que estaba filmando la agresión y amenazas.
“Lo único que pedimos es trabajar tranquilamente, no estamos en contra de la regulación. Queremos una libre competencia”, dijo Fernando Pintos. El miedo nuevamente se instaló entre los conductores de otras plataformas.
“El peligro se vuelve más latente cuando es de noche, ya que existe poca presencia policial”, denunció Pintos.
“Le agarran a algunos compañeros, lo llevan escoltados hasta el corralón municipal. Era como un secuestro con vehículos, era algo que no tiene razón de ser”, afirmó Pintos. Como trabajadores se están agrupando en grupos de las redes sociales, para tratar de apoyarse entre ellos, ya que ninguna de las plataformas tiene oficina en el Alto Paraná.
ORDENANZA. La Junta Municipal emitió una ordenanza que entre las exigencias disponía que los vehículos tengan como máximo 2 años de fabricación y que no podían alzar pasajeros a menos de 100 metros de una para de taxi, entre otras disposiciones.
Los taxistas sostienen que ellos son obligados a pagar impuestos, habilitaciones, además de otras exigencias para trabajar, mientras que los de la alternativa ni siquiera se identifican.
Lo único que pedimos es trabajar tranquilamente, no estamos en contra de la regulación. Fernando Pintos, chofer.