Detrás del camposanto principal de la localidad de Puerto Casado, en un sitio que tiene un alambrado y en medio yace una cruz de hierro como único monumento para recordar que el lugar fuera un cementerio donde descansan innumerables combatientes desconocidos, hoy día el sitio permanece en total abandono.
Después de 86 años de la firma de tratado de paz entre Paraguay y Bolivia que puso fin a la cruel Guerra del Chaco, el cementerio ya no tiene panteón visible, ni alguna placa que identifique a qué lugar corresponde y que forma parte de la histórica lucha por la defensa de la soberanía, solo los pobladores saben que es un lugar donde fueron enterrados incontables soldados caídos en la batalla.
Alrededor de la cruz de hierro solo se ven yuyales, de hecho nadie ingresa al sitio ni para prender una vela en homenaje a los soldados que fallecieron en la contienda, ni una bandera en memoria de los héroes.
En Casado existen muchos vestigios, lugares llenos de historia que esperan ser considerados como patrimonios por el Gobierno; existen casas que eran enfermerías, banco de sangre, muelles de embarque y desembarque, cuadra de soldados, ex vía férreas, viejos trenes y una casa donde habitó el mariscal José Félix Estigarribia, que están abandonados.
Persisten con el paso del tiempo las firmas de combatientes que las plasmaron en las campanas de bronce de la iglesia San Ramón Nonato; son tres campanas denominadas Casilda, Margarita y Genara, que guardan recuerdos de los héroes y son las misma que sonaron cuando se dio a conocer el fin de la guerra entre los 2 países. La actual sede de la Subprefectura Naval, ubicada a orillas del río Paraguay, es otro lugar considerado histórico donde fue la comandancia. Hay lugares que ya desaparecieron por desidia de las autoridades locales que permitieron tal situación. AM