19 sept. 2024

Cero hambre, miles de oportunidades

Al igual que otros miles de niños en nuestro país, Marcia y su hermanito Roberto van caminando cada día a la escuela, ubicada en la compañía Zapallo de la ciudad de Juan E. O’Leary, en Alto Paraná. Son recibidos con mucho cariño por las maestras, que dentro de la precariedad y necesidades que sufren hacen lo imposible por educar a los chicos y cuidar de ellos durante las horas que permanecen bajo su cuidado.

A estos chicos les gusta ir a la escuela, donde además de aprender, hacer amigos y jugar, también reciben alimentos para el desayuno, media mañana y almuerzo, lo que viene a reforzar la precaria alimentación que pueden darles en sus humildes hogares.

Una realidad incómoda, pero a la que se debe afrontar con planes específicos y dejar de relegar responsabilidades: En Paraguay 3 de cada 10 niños no reciben una alimentación adecuada diariamente. Es un problema que existe tanto en las ciudades y localidades más pequeñas, como también en las compañías del interior.

Es por ello que nuestro gobierno, al igual que en muchos otros países, adhiere al ODS número 2 de las NNUU a través del programa de Hambre Cero. Llevándolo al campo de la práctica, el proyecto tiene como meta cubrir el 100% de los estudiantes durante los 180 días del año lectivo. Duelen las palabras del presidente Peña, al mismo tiempo que generan esperanza “no es posible que un país capaz de producir alimentos para 80 millones de personas, encuentre excusas para no nutrir a 1,3 millones de sus niños”.

Esta ley busca asegurar la calidad de los alimentos, además de promover hábitos saludables que sentarán bases para solidificar la vida adulta de estos menores. El proyecto, llevado adelante junto a las Gobernaciones departamentales, además de colaborar en la mejora sustancial de la alimentación escolar, busca la consiguiente disminución de la deserción, como así también una mejoría visible del rendimiento académico.

Las ventajas también apuntan a un repunte importante de la economía, sobre todo en sectores que precisan de apalancamiento especial. El programa Hambre Cero en las escuelas establece que las empresas adjudicadas para proveer la alimentación, deberán demostrar fehacientemente que el 10% de sus productos provienen de la agricultura familiar campesina, y otro 5% de Mipymes.

Problemas van a haber en su implementación, como así también –sin duda alguna– en poner a punto todo el esquema para que funcione como es debido. La provisión en tiempo y forma, la calidad de los productos, el almacenamiento en fresco y varios otros se tienen que cuidar muy bien. También la capacidad real y la documentación que deberán presentar estos pequeños proveedores, a los que el programa beneficia especialmente. Aquí está en juego algo tan importante como los alimentos que un niño esperará cada día con ansias, y eso es algo que no se puede defraudar.

Estamos ante un programa que afectará la vida de miles de personas, de diferente modo. Deseamos a las autoridades y administradores, a los proveedores, maestros y a toda la comunidad educativa que lleven adelante esta responsabilidad respetando las reglas y con mucho patriotismo, honestidad y dación al prójimo. Se está desarrollando algo demasiado importante para la sociedad paraguaya. Dios nos dé sabiduría y templanza para estar a la altura de los acontecimientos.

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