El Chaco paraguayo es una zona que tiene una gran significación histórica como Nación. Fue el escenario de un conflicto bélico que duró tres años, tras lo cual, Paraguay logró recuperar más de 150.000 kilómetros de suelo chaqueño que ya estaban siendo ocupados por Bolivia. Lamentablemente, las historias y los testimonios de coraje y valor van quedando cada vez más en el olvido. Pero además de la memoria también se nota una falta de patriotismo, particularmente, de sus autoridades.
En el Chaco subsisten comunidades que viven muy alejadas y son estas precisamente las que sobreviven en el olvido y el abandono. Las carencias más sensibles son los caminos. Las poblaciones se mantienen aisladas precisamente porque sus rutas son intransitables. Cuando les llega la sequía soportan trampas de polvo de los talcales, las mismas que en temporada de lluvias se convierten en lodazales infranqueables.
En el caso específico de los pobladores del Alto Chaco, este 2024 iniciaron otro año de peor aislamiento, pues este será más agudo ahora que ya no tienen el barco Aquidabán para prestar servicio. La embarcación fue retirada tras operar 50 años. Ahora, sin el Aquidabán, la gente del Chaco dependerá exclusivamente de los precarios caminos.
Las emergencias meteorológicas también son un permanente castigo para las comunidades debido a la infraestructura sumamente precaria. La sequía o la temporada de lluvias les afecta sobremanera, precisamente, porque sus autoridades los tienen abandonados. En el 2023 el clamor de las comunidades por la falta de agua fue muy impactante. En la capital, los medios relataban historias como las de la comunidad Yichinachat y José Selvich, del pueblo Nivaclé, situada en la zona Línea 32 en el Departamento de Boquerón, donde los pobladores solo tenían un estanque lodoso para extraer agua con una botella plástica y usaban remeras sobre un balde para intentar quitarle el barro al líquido y así poder beber un líquido que aunque un poco salado, era lo único que tenían.
Mientras estos ciudadanos padecen por la falta de hospitales, ambulancias, caminos, agua y energía eléctrica, sus autoridades electas gozan de total impunidad por sus malas gestiones. Varios de estos políticos están siendo investigados por presuntos hechos de corrupción.
Uno de estos es José Domingo Mino Adorno Mazacote (ANR), ex gobernador y actual diputado departamental. Recordemos que la Fiscalía de Delitos Económicos allanó en diciembre la sede administrativa de la Gobernación del Alto Paraguay, ubicada en Asunción, para buscar pruebas de los presuntos hechos de corrupción. De acuerdo con informes de la Contraloría de la República, la presunta malversación que compromete al diputado asciende a G. 3.500 millones.
Asimismo, se está investigando la gestión del ex intendente de Carmelo Peralta, Domingo Basilio Duarte (ANR), actual concejal departamental, por presunta malversación de recursos del Fonacide, correspondientes al almuerzo escolar por G. 2.000 millones. Otro investigado, pero que fue salvado, es el actual intendente de Puerto Casado, Hilario Adorno, hermano del ex gobernador y ahora diputado José Domingo Adorno, quien había sido imputado por la adquisición irregular de un vehículo con fondos de la Municipalidad, pero adjudicado a su nombre propio.
En el Chaco, la emergencia dura todo el año. Precisamente, por eso necesita presencia del Estado y que sus autoridades gestionen con transparencia los recursos públicos. Es inaceptable el estado de abandono de las comunidades que no solo carecen de vías de comunicación, sino además viven en el olvido y sin derechos básicos