Este ejemplar, una especie de titanosaurio —de forma similar al “Diplodocus"— de unos 6,3 metros de longitud, forma parte de la familia de los “saurópodos, hervívoros de cuello largo, cola larga, sus extremidades parecían columnas”, explicó en rueda de prensa David Rubilar, jefe del área de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural.
Los restos se encontraron en los años 90 por el geólogo chileno Carlos Arévalo, quien recuperó algunas partes de un fémur, un húmero, el isquion y elementos vertebrales del cuello y el dorso.
Rubilar señaló durante la presentación de esta nueva especie que vivió en la zona que actualmente corresponde a la región de Copiapó, unos 600 km al norte de Santiago, durante el periodo final Cretácico, hace entre 66 y 80 millones de año atrás.
“En el periodo Cretácico prospera un nuevo grupo de estos dinosaurios que son conocidos como titanosaurios. Este espécimen pertenecía a los titanosaurios, que eran herbívoros. Los había pequeños como el caso de ‘Arackar Licanantay’, más o menos entre seis y ocho metros de longitud, pero también los hubo gigantes de más de 30 metros”, afirmó el científico.
Las dimensiones de los huesos encontrados hacen pensar a los científicos que el ejemplar encontrado de esta nueva especie se trata de un “subadulto”.
“Muy valioso”
El especialista indicó que este tipo de dinosaurios son más frecuentes de encontrar al otro lado de la cordillera de Los Andes, en Brasil o Argentina, por lo que el hallazgo en Chile es “muy valioso”.
Rubilar formó parte de las misiones que entre los años 2006 y 2011 recorrieron el desierto de Atacama, el más árido del mundo y ubicado sobre los 3.000 metros de altura, para verificar y obtener más muestras óseas del ‘Arackar Licanantay’, sin éxito, aunque encontraron restos de otro dinosaurio que todavía no han podido clasificar.
Además de los restos, también obtuvieron información de la zona en la época cretácica, donde entonces existía un lago y la climatología era húmeda y muy cálida, en torno a los 24 grados centígrados, similar a la actual.
La vegetación de la zona, que hoy en día es prácticamente un páramo yermo de rocas y arena, se caracterizaba por tener presencia de algunas familias de plantas con flor, como las lauráceas, y coníferas, como las araucarias y podocarpáceas, además de helechos.
“Antes de la extinción de estos dinosaurios hace 66 millones de años, se registra una disminución del tamaño corporal en la mayoría de los titanosaurios, lo que coincide con cambios ambientales”, explicó el investigador argentino Bernardo González, quien recalcó la importancia de Sudamérica para estas especies de titanosaurios, de las que se conocen unas 80 en todo el mundo, 55 de la cuales proceden del continente sudamericano.