La ley de identidad de género se tramitó durante cinco años en el Congreso de Chile. Establece que los mayores de edad puedan realizar el cambio de sexo en el Registro Civil. A partir de los 14 años se debe contar con el permiso de al menos uno de los padres o representantes legales, en tanto que los menores de 14 años quedaron excluidos de la ley.
“Esto requiere un cambio cultural que tiene que ser en el alma y el corazón de todos los chilenos, y aprender a respetarnos más, a reconocer nuestra diversidad y sobre todo a reconocer y respetar la igualdad de dignidad que tenemos todos los seres humanos”, señaló Sebastián Piñera.
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El presidente subrayó que el reconocimiento y la protección de los derechos de las personas no es un asunto de naturaleza política, sino una “realidad humana” que exige aplicar “de buena fe” los principios de igualdad, dignidad y derechos que establece la Constitución.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) calificó como “histórica” la promulgación de la ley y la dedicó a las 17 víctimas fatales de la transfobia que según sus cálculos se registraron desde el año 2002.
“Se reconoce un derecho tan básico como el de la identidad, un derecho que la mayoría tenemos al nacer, pero que a la población trans se lo quitan al nacer”, dijo Rolando Jiménez, dirigente del Movilh.
En Paraguay
En Paraguay no existe tal ley, pero sí dos casos de demanda de cambio de nombre que fueron tomadas como ejemplo de la realidad de varias personas trans.
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Un caso es de la activista de personas transexuales Yren Rotela y el otro, de su compañera Mariana Sepúlveda. Si bien los juzgados dieron lugar a la demanda en cumplimiento a los derechos humanos, la decisión fue apelada por el Ministerio Público, lo hasta el momento impide que ellas puedan hacer uso legal de su nombre social.