REUTERS, AFP y EFE<br/><br/>SANTIAGO DE CHILE<br/><br/> Chile tendrá hoy domingo elecciones presidenciales con los ojos puestos en una definición en segunda vuelta que parece inevitable, según los sondeos de opinión.<br/><br/>Si ningún aspirante logra el 50 por ciento más uno de los sufragios, los dos candidatos más votados correrán el próximo 17 de enero en un balotaje.<br/><br/>La jornada electoral se inicia a las 7.00 locales (10.00 GMT) y culmina nueve horas después. Los cómputos oficiales, con un alto porcentaje de las mesas escrutadas, se conocen el mismo día de noche.<br/><br/>La población chilena es de 15,9 millones de habitantes aproximadamente. De estos, 8,3 millones están inscritos para votar en 34.325 mesas. Los chilenos en el extranjero no votan. El voto es obligatorio, y quien no cumpla con el requisito es multado con cifras que van de 39 a 220 dólares.<br/><br/>Los diputados son elegidos por cuatro años y los senadores por ocho. No hay límites para su reelección.<br/><br/>A continuación, los escenarios más probables para la primera ronda en la que corre como favorito el derechista Sebastián Piñera, seguido por el ex presidente y candidato oficialista Eduardo Frei, el independiente de izquierda Marco Enríquez–Ominami y el socialista Jorge Arrate.<br/><br/>PIÑERA OBTIENE PRIMERA MAYORÍA Y COMPITE CON FREI. El multimillonario Piñera consigue la mayor votación, pero no logra el 50 por ciento más uno de los votos y debe competir en un balotaje con Frei.<br/><br/>Frei se enfrentaría a la tarea de captar los votos de los desencantados de la coalición oficialista Concertación, muchos de los cuales optaron en primera ronda por Enríquez–Ominami, un ex integrante del pacto oficialista.<br/><br/>Probablemente, Piñera también intentaría coquetear con el segmento de los votantes de Enríquez–Ominami más cercano al centro y a las políticas de libre mercado.<br/><br/>El destino de los votos de la izquierda más radical también estaría en la mira de Eduardo Frei. <br/><br/>Aunque en elecciones pasadas la izquierda no ha apoyado directamente al oficialismo, sí ha dejado en libertad de acción a sus votantes, los que mayoritariamente se han inclinado por la Concertación en una segunda vuelta.<br/><br/>PIÑERA OBTIENE PRIMERA MAYORÍA Y COMPITE CON ENRÍQUEZ–OMINAMI. En un escenario menos esperado, el empresario Piñera se enfrenta en una segunda ronda con Enríquez–Ominami poniendo en jaque a los votantes tradicionales del bloque oficialista, que tras 20 años en el poder tendrían que decidir entre la derecha o un ex miembro “díscolo” de la Concertación.<br/><br/>Ambos candidatos, Piñera y Enríquez–Ominami, enarbolaron en la campaña de primera ronda la bandera del cambio para seducir a sus votantes.<br/><br/>Piñera intentaría en este escenario acercarse a los electores de centro de la coalición oficialista.<br/><br/>El candidato independiente ha llamado a los electores a pronunciarse con un “voto útil” en primera ronda para asegurar su paso al balotaje en el que, postula, tendría un mejor desempeño que el aspirante oficialista frente a Piñera.<br/><br/>Los principales sondeos de opinión respaldan ese escenario, aunque no proyectan un triunfo para Enríquez–Ominami en segunda vuelta frente al empresario derechista. <br/><br/>LA HERENCIA DEL EX DICTADOR PINOCHET, TODAVÍA PRESENTE<br/><br/>Chile vive sus primeras elecciones presidenciales sin el ex dictador Augusto Pinochet, muerto hace 3 años, pero su herencia se mantiene en el sistema electoral, en la economía y en otras leyes que no se han podido revertir, 20 años después del fin de su régimen.<br/><br/>Si bien la figura del ex dictador ha estado casi ausente en esta elección, su legado permanece inscrito en el sistema político chileno y en el modelo económico. <br/><br/>"El principal legado de Pinochet son el modelo económico y el orden institucional. Él es el padre del modelo, que ha cambiado desde el retorno a la democracia. El modelo neoliberal es ahora una economía social de mercado, pero sus bases siguen siendo las impuestas por Pinochet”, explicó el analista Patricio Navia.<br/><br/>En 2005, 15 años después del fin de la dictadura, el presidente socialista Ricardo Lagos proclamó el fin de la transición al reformar la Constitución que en 1980 impuso Pinochet para dar legitimidad a su dictadura (1973–1990).<br/><br/>CON LAGOS LOS PRIMEROS CAMBIOS. La reforma de Lagos eliminó los llamados “enclaves autoritarios” (Pinochet era senador vitalicio), la inamovilidad de los comandantes en jefe de las FFAA y puso fin al Consejo de Seguridad Nacional que tutelaba la democracia, entre otras modificaciones.<br/><br/>Mediante un acto administrativo de gran simbolismo político, la Constitución dejó de llevar la firma de Pinochet y fue reemplazada por la rúbrica de Lagos. Pero pese a las reformas, la Constitución sigue siendo uno de los principales legados de Pinochet, en visión de analistas.<br/><br/>"La Concertación supo mantener y corregir las buenas reformas de la dictadura y eliminar muchas de las malas; así y todo, la sombra de Pinochet todavía está presente. Corregida, democratizada y sin enclaves autoritarios, la Constitución sigue siendo la de Pinochet”, dijo Navia.<br/><br/>En la práctica ha consolidado a dos grandes bloques de partidos, excluyendo a las minorías como el Partido Comunista y a los independientes.<br/><br/> “La herencia de Pinochet aún sobrevive, con uno de sus enclaves más difíciles de modificar: el sistema electoral”, dice Mauricio Morales.<br/><br/>Los altos quórums necesarios en el Congreso para modificar la ley han hecho fracasar al menos siete intentos por reforzar el sistema de elecciones chilenos.<br/><br/>De la era Pinochet sobrevive la “ley del cobre”, una de las normas que más critican los vecinos de Chile: la obligatoriedad de que el 10% de las ganancias del cobre (el mayor producto de exportación de Chile) se destine a compra de armas.<br/><br/>La actual presidenta, Michelle Bachelet, que dejará el gobierno con alta popularidad ha intentado, sin éxito, revertir esa medida.<br/><br/>