El cohete se lanzó desde el centro espacial de Wenchang, en la isla de Hainan, en la noche de ayer, según imágenes difundidas en directo por la televisión estatal CCTV. Videos colgados en la red social Weibo muestran a una muchedumbre congregada cerca del sitio de lanzamiento, aplaudiendo el despegue.
“Al cabo de más de 2.000 segundos, el satélite Shijian-20 se puso en órbita”, precisó la agencia oficial Xinhua. El satélite girará hasta a 36.000 kilómetros de la Tierra, según la revista digitaljournal.com.
Se trata del tercer lanzamiento de la nave espacial desde 2016. Tras el primero, en julio de 2017, Pekín sufrió un sonoro fracaso en su ambiciosa conquista espacial, cuando el precedente Larga Marcha-5 se estrelló en el mar poco después del despegue.
Según el sitio especializado NASA Spaceflight, el cohete lanzado ayer lleva un satélite de telecomunicaciones que será puesto en órbita geoestacionaria.
Esa capacidad hace de la lanzadera china la equivalente del cohete europeo Ariane-5, el estadounidense Delta IC Heavy o el ruso Proton M. Sobre todo, es uno de los eslabones fundamentales del programa espacial chino en 2020 y en adelante.