Beatriz Peralta, abuela del joven Ángel Ramón Domínguez, comentó que las personas solidarias le enviaron G. 200.000 y que con eso compró los pasajes para llegar hasta la capital, pero que no cuenta con recursos para hospedarse ni para regresar.
La mujer lamentó que ninguna autoridad de la Iglesia católica se haya comunicado con ellos para ayudarles a que participen del evento que se celebra el próximo sábado en el estadio del Club Cerro Porteño.
“Cuando fui a un programa de televisión, me encontré con el arzobispo Edmundo Valenzuela; en la ocasión, él nos dijo que estábamos invitados a la ceremonia, pero nadie nunca nos llamó”, dijo doña Beatriz a Última Hora.
La abuela del “Niño Milagro” comentó que nuevamente apelarán a la solidaridad para volver a San Pedro del Ycuamandiyú, ciudad donde viven.
María Felicia será beatificada este sábado luego de que el Vaticano aceptara el milagro que recibió Ángel, quien nació sin signos vitales. Una enfermera encomendó a Chiquitunga que interceda por el niño que ahora tiene 15 años.
¿Quién fue Chiquitunga?
María Felicia Guggiari Echeverría, conocida como Chiquitunga, nació en Villarrica el 12 de enero de 1925.
A los 14 años se unió a la Acción Católica y trabajó ayudando a niños, jóvenes trabajadores, universitarios con problemas y, además, a los pobres, los enfermos y los ancianos, según el portal de ACI Prensa.
El 14 de agosto de 1955, a la edad de 30 años, respondió al llamado que Dios le hizo para ingresar a la vida contemplativa en el Carmelo de Asunción.
El sitio corazones.org recoge el testimonio de las madres carmelitas descalzas de Asunción, quienes recuerdan que en los cuatro años que Chiquitunga vivió entre ellas, la hermana se caracterizó por su gran espíritu de sacrificio, caridad y generosidad.
María Felicia murió a los 34 años, el 28 de marzo de 1959, tras internarse en un hospital durante poco más de un mes debido a una hepatitis que contrajo.
Aseguran que sus últimas palabras fueron: “Papito querido, ¡qué feliz soy! ¡Qué grande es la religión católica! ¡Qué dicha, el encuentro con mi Jesús! ¡Soy muy feliz!” y “Jesús, te amo. ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”.