En la Catedral de Villarrica del Espíritu Santo, en conmemoración del centenario de Chiquitunga, la misa fue presidida por Mons. Vincenzo Turturro, nuncio apostólico, quien instó a los jóvenes a seguir el ejemplo de Chiquitunga. “Todo te ofrezco, Señor; esta frase tan poderosa es una poderosa invitación sobre todo a nuestros jóvenes. Queridos jóvenes, como lo hizo María Felicia, busquen siempre el amor verdadero para ofrecérselo al Señor”.
Turturro añadió que Chiquitunga reúne todas las riquezas más preciosas de este amado pueblo paraguayo, como la sencillez, la bondad, la honradez, la dignidad, el cuidado al prójimo, el respeto por la familia y el deseo de ayudar a los necesitados.
“Ella era y sigue siendo una auténtica mujer paraguaya, una mujer alegre, llena de vida y valiente”, indicó el nuncio, lo que emocionó a todos los feligreses que se encontraban participando de esta misa.
El nuncio se refirió al deseo de los paraguayos de que la beata pronto sea declarada como santa. Pidió a la ciudadanía a que sigan orando y por sobre todo sigan su ejemplo para construir la civilización del amor, que los jóvenes sean protagonistas de una sociedad en la que podamos establecer una sana convivencia.
El presidente de la República, Santiago Peña, y la primera dama Leticia Ocampos estuvieron presentes en la misa, acompañados de varias autoridades locales.
piden imitarla. En la Catedral Metropolitana de Asunción también fue realizada la santa misa en acción de gracias por el centenario del natalicio de la primera beata paraguaya. Fue presidida por el presbítero Aldo Bernal Chena, cura rector de la Catedral.
El cardenal Adalberto Martínez dejó su mensaje al cumplirse el primer siglo del nacimiento de Chiquitunga. Destacó que había sido elegida especialmente por Dios a través de diversos ministerios para el perfeccionamiento de sus virtudes heroicas. “Fue apóstol, catequista, maestra, evangelizadora, servidora y promotora del bien social”.
En la carta recordó que la beata paraguaya tuvo años de angustia espiritual, pero de plena confianza en Dios. Ello sería la base de su vocación específica en la Iglesia, pues incluso se preguntaba sobre sus sentimientos de profundo amor humano.
Destacó su formación docente y su lucha gremial, además de abogar por la unión de los partidos políticos enfrentados, su sensibilidad social y política, entre otras virtudes que fue mostrando durante su vida. “La vida de Chiquitunga, de amor a Cristo y al prójimo, es un ideal y una propuesta para nosotros hoy”. Agregó que ella nos invita a aventurarnos en ese camino de la entrega total a Dios e instó a rezar por la pronta canonización de la beata paraguaya. R.G.