Una región atmosférica ubicada sobre el Océano Austral, que rodea la Antártida, permanece limpia, según las investigaciones realizadas por el Departamento de Ciencia Atmosférica, de la Universidad Estatal de Colorado, de Estados Unidos.
Un artículo científico fue publicado al respecto el lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, informó la CNN.
Los científicos descubrieron que el aire de la capa límite, que alimenta las nubes más bajas sobre el Océano Austral, no tenía partículas de aerosol producidas por la actividad humana, por lo que describieron el área como “verdaderamente prístina”.
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Tampoco por la quema de combustibles fósiles, la siembra de ciertos cultivos, la producción de fertilizantes y la eliminación de aguas residuales.
Pues, la contaminación del aire es causada por aerosoles, que son partículas sólidas, líquidas y gases que están suspendidos en el aire.
La Universidad Estatal de Colorado refirió que la investigación empezó en abril de 2018 con investigadores multinacionales, con el objetivo de recopilar datos de nubes, aerosoles y precipitaciones para un proyecto llamado Sócrates.
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El investigador y coautor del estudio, Thomas Hill, explicó en un comunicado que los aerosoles que controlan las propiedades de las nubes del Océano Austral están fuertemente vinculados a los procesos biológicos oceánicos.
Y en este sentido es que la Antártida parece estar aislada de la dispersión de microorganismos hacia el sur y la deposición de nutrientes de continentes del sur.
Según Hill, los resultados de la investigación sugieren, en general, que el Océano Austral es uno de los pocos lugares en la Tierra que se ha visto mínimamente afectado por las actividades antropogénicas.
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Las muestras fueron tomadas del aire en el nivel límite marino, la parte de la atmósfera que tiene contacto directo con el océano, a bordo de un barco de investigación de la Instalación Nacional Marina Australiana (MNF, por su siglas en inglés) que viajaba hacia el sur hasta el borde del hielo antártico desde Tasmania, Australia.
Con ello, examinaron la composición de los microbios en el aire, y utilizando la secuenciación de ADN, el seguimiento de la fuente y las trayectorias de retroceso, el científico y autor principal Jun Uetake descubrió que los orígenes de los microbios eran del océano.
Los científicos dicen que los resultados muestran una gran diferencia con respecto a todos los otros estudios de océanos tanto en el hemisferio norte como en los subtropicales, que encontraron que la mayoría de los microbios provenían de continentes a favor del viento, pero no llegaban al sur, en el Océano Austral.