Aquel 23 de junio del 2018 los corazones de los fieles se llenaron de júbilo, quienes llegaron en masa hasta el estadio La Nueva Olla para ser testigos de una ceremonia religiosa que iba a dar a Paraguay su primera mujer beata: La beatificación de Chiquitunga.
Este viernes se cumplen cinco años de la jornada histórica que emocionó a toda la feligresía católica del país.
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Desde entonces cualquier imagen religiosa de María Felicia de Jesús Sacramentado puede ser venerada por sus devotos.
Los preparativos de la multitudinaria ceremonia se pusieron en marcha cuando el papa Francisco firmó, en marzo del 2018, el decreto por el cual el Vaticano reconocía el milagro de la ahora beata.
La expectativa fue aumentando a medida que pasaban los días para la gran cita religiosa e incluso fue declarada de interés nacional por el presidente de ese periodo, Horacio Cartes.
Uno de los detalles que más despertaron la admiración de las 45.000 almas presentes en la beatificación, sin contar a aquellas que siguieron la transmisión en los canales locales, fue el descubrimiento del majestuoso retablo con su imagen, creado por el artista plástico Koki Ruiz con más de 70.000 rosarios donados por los católicos.
Una imponente orquesta ambientó el estadio de Cerro Porteño con cinco músicas religiosas escogidas especialmente por el comité de organización para la solemne beatificación de la carmelita descalza.
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Las canciones que retumbaron en el país fueron Solo te pido, Chiquitunga del Paraguay, Mujer virtuosa, Chiquitunga del Paraguay, Camino de santidad y Jazmín del Señor.
Antes del inicio de la proclamación, se leyó su biografía, desde su nacimiento en Villarrica hasta su “entrega total al Señor”.
Luego, el cardenal Angelo Amato, prefecto para la Congregación de la Causa de los Santos, leyó una Carta Apostólica escrita por el papa Francisco, en donde explicaba que María Felicia de Jesús Sacramentado se consagró totalmente a Dios, por lo que “ahora en adelante el 28 de abril, día de su nacimiento en el cielo, puede ser celebrado cada año”.
En las dos horas que duró la solemne ceremonia, los devotos se mostraron emocionados y algunos de ellos derramaron lágrimas de felicidad.
El joven Ángel Domínguez, niño que recibió “la gracia del milagro por la intersección de la beata”, también protagonizó el evento religioso al acompañar con un ramo de flores la procesión de la reliquia de Chiquitunga.
La ceremonia inició alrededor de las 16.30 del 23 de junio del 2018 y concluyó a las 18:50; no obstante, la previa empezó a las 14.00.
¿Quien fue Chiquitunga?
María Felicia de Jesús Sacramentado nació en Villarrica el 12 de enero de 1925.
A los 14 años se unió a la Acción Católica y trabajó en la catequesis con niños, jóvenes, trabajadores, universitarios con problemas, con los pobres, enfermos y ancianos.
Cuando tenía 30 años respondió al llamado que Dios le hizo para ingresar a la vida contemplativa en el Carmelo de Asunción, el 14 de agosto de 1955.
Según los testimonios de las carmelitas descalzas que compartieron con ella durante cuatro años, Chiquitunga se caracterizó por “su gran espíritu de sacrificio, caridad y generosidad, todo envuelto en gran mansedumbre y comunicativa alegría”.
Falleció a la edad de 34 años, el 28 de marzo de 1959, tras estar internada un poco más de un mes por una hepatitis que contrajo.
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Aseguran que sus últimas palabras fueron: “Papito querido, ¡qué feliz soy! ¡Qué grande es la Religión Católica! ¡Qué dicha el encuentro con mi Jesús! ¡Soy muy feliz!” y “Jesús te amo. ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”.
El milagro que se atribuye —que fue reconocido por el Vaticano— implica a un recién nacido paraguayo en 2002 que presentó complicaciones en el parto y que estuvo 20 minutos sin signos vitales tras cortar el cordón umbilical.
La obstetra que asistió el nacimiento fue quien, con el niño en brazos, pidió la intercesión de Chiquitunga para que recobrara los signos de vida.