Confinamientos, cierres de fronteras, cuarentenas, obligatoriedad de mascarillas y medidas de distanciamiento social fueron las medidas adoptadas en los inicios de la pandemia del Covid-19, que tuvo su primer foco en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan y en los siguientes meses se extendió sin freno por todo el mundo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que declaró el 11 de marzo la pandemia, más de 7 millones de personas han muerto a causa de esa enfermedad en todo el mundo, con cifras actualizadas a enero de 2025.
Estrictas medidas en Asia
China fue el paradigma de la estrategia de “Covid cero”, junto a países como Australia, Singapur, Corea del Sur y Vietnam, frente a otros países que querían mitigar la expansión del coronavirus sin aspirar a tener cero contagios.
El primer confinamiento se impuso en Wuhan, una ciudad de 13 millones de habitantes en el centro de China, que fue imponiendo restricciones en otros lugares conforme se multiplicaban los brotes.
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Los móviles se convirtieron en herramientas de control en China, con aplicaciones obligatorias que determinaban si una persona podía salir a la calle o usar el transporte público con un código de colores (rojo, amarillo y verde). Las cuarentenas para viajeros que llegaban del extranjero se llegaron a extender hasta tres semanas y la población debía someterse a pruebas PCR constantes.
El alargamiento de las restricciones provocó inusuales protestas en Pekín y otras ciudades chinas a finales de 2022. Las autoridades reaccionaron con represión, aunque terminaron desmantelando la estrategia de “Covid cero” a principios de 2023.
Japón es considerado uno de los países desarrollados que mejor logró contener la pandemia debido principalmente al uso generalizado de la mascarilla entre su población y al seguimiento de recomendaciones, como permanecer en casa o evitar las aglomeraciones, sin que ninguna de estas medidas llegara a ser nunca obligatoria.
El archipiélago nipón también aplicó unas férreas restricciones fronterizas que en la práctica prohibieron la entrada de extranjeros en el país durante más de dos años, situándose como el estado miembro del G7 con medidas de este tipo más duras. Esto se constató durante la celebración en 2021 de los Juegos Olímpicos de Tokio, sin visitantes foráneos y con las gradas de los estadios vacías.
Grandes confinamientos y tecnología
India protagonizó el mayor confinamiento del mundo cuando el 24 de marzo de 2020 se ordenó a sus 1.300 millones de habitantes no salir de casa para frenar los contagios.
Uno de los más largos del mundo tuvo lugar en Buenos Aires, donde duró unos 245 días (la mayor parte entre marzo y noviembre de 2020 y luego varios días en mayo y junio de 2021), superado por el de la ciudad australiana de Melbourne, con 263 días de confinamiento en varios periodos.
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La tecnología ayudó a Taiwán y Corea del Sur, países en los que no hubo confinamientos, a realizar eficientes rastreos de contagios.
Con su buena capacidad para testar y su esquema de hospitalización integral, Corea del Sur registró uno de los menores índices de mortalidad por el coronavirus.
Todo ello sin llegar a cerrar nunca sus fronteras –se obligaba, en cambio, a todos los visitantes que llegaran al país a testarse y cumplir cuarentenas– ni a aplicar el confinamiento obligatorio, aunque sí llegó a prohibir las reuniones de más de cuatro no convivientes y a multar a quienes no llevaran mascarilla en el transporte público o en instalaciones médicas.
De Estados Unidos a Sudáfrica
La ciudad de Nueva York se convirtió en epicentro de la pandemia en Estados Unidos y en exportadora del virus al resto del país, pero consiguió doblegar la curva con un operativo de fabricación de materiales para evitar contagios, además de testeo y vacunación masivos.
En EEUU, país con más muertos por Covid –con 1,12 millones, según datos de la Universidad Johns Hopkins–, el entonces presidente, Donald Trump, se negó a llevar mascarilla en público y renegó de las medidas para evitar contagios, pero finalmente se vacunó.
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Más polémico fue el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, uno de los pocos líderes mundiales negacionistas durante la pandemia, que causó en Brasil cerca de 700.000 muertos.
Sin aplicar grandes restricciones en un país descentralizado, Bolsonaro llamó al Covid-19 “gripecita”, se rió de las víctimas, minimizó la eficacia de las vacunas y desestimó el uso de la mascarilla.
Panamá, que aplicó una cuarentena de cierre total de un mes con una apertura escalonada en los siguientes cinco meses, sufrió uno de los cierres de escuelas más largos del mundo, 55 semanas a partir de marzo de 2020, frente al promedio de 33 semanas en Latinoamérica y 20 a nivel mundial, según la Unesco.
Por el contrario, ni Nicaragua ni Uruguay aplicaron confinamientos.
En Europa, la reacción al Covid-19 osciló entre los confinamientos y medidas más estrictas en países como España, Italia o Reino Unido, y las medidas más laxas adoptadas por países como Suecia y Bielorrusia, donde apenas hubo restricciones de movimiento.
Una gran ventaja en la Unión Europea fue la concesión de ayudas económicas a las empresas y personas afectadas por la pandemia, al igual que en otras naciones desarrolladas como Estados Unidos y Australia, mientras que en países latinoamericanos, de Oriente Próximo y, sobre todo, en África, las ayudas eran más exiguas.
Sudáfrica, con 102.595 muertos, fue uno de los países más afectados por la pandemia y el que aplicó uno de los confinamientos más estrictos en África, frente a países como Burundi o Tanzania, donde no se implementaron confinamientos.
Fuente: EFE.