14 abr. 2025

Cinco prioridades de gestión

La actual estrategia comercial de EEUU ha dado un giro drástico al imponer aranceles más altos a nivel global. Esta medida introducirá cambios importantes en las dinámicas comerciales globales. Y aún cuando los niveles de tarifas comerciales no estarán definidos durante los próximos 90 días, debe reconocerse que genera incertidumbre e inestabilidad en los planes de negocio de las empresas exportadoras. Los importadores, por su parte, podrían perjudicarse ante una mayor volatilidad del tipo de cambio, aún cuando otros productos podrían disminuir sus precios en las mismas monedas. En esta coyuntura es imperativo para las empresas analizar cómo mantener sus condiciones de competitividad y adaptar sus estrategias de crecimiento.

En el contexto de una economía emergente y abierta como la nuestra, donde las exportaciones representan un pilar clave de desarrollo, es indispensable contar con una hoja de ruta que nos permita sortear los efectos negativos de los aranceles, sobre nuestro país y nuestros principales socios comerciales. Y al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades que puedan surgir de un reacomodo de cadenas de valor a escala internacional. La incertidumbre exige reforzar la disciplina estratégica, en lo interno y con una visión más global y flexible.

En este contexto, pueden identificarse cinco prioridades de gestión:

Primero: La dependencia de un solo mercado puede volverse una debilidad crítica en tiempos de proteccionismo. La nueva política arancelaria estadounidense no solo afecta el comercio bilateral con EEUU, sino que también puede repercutir en las relaciones comerciales entre terceros países. Al imponer barreras más altas a bienes y servicios que provienen de varias naciones, el dinamismo económico de sus socios comerciales se ve disminuido, y con ello su capacidad de comerciar, invertir y consumir productos de otros mercados. Esta contracción de la demanda y las potenciales represalias arancelarias terminan generando un “efecto cascada” en las cadenas globales de valor.

Ante ello, habrá que trazar un plan de internacionalización que incluya la exploración de nuevos países o bloques económicos. Muchos esperan que esta coyuntura sea propicia para una aprobación final del Acuerdo Mercosur – Unión Europea. La diversificación no solo se limita a encontrar nuevos mercados; también requiere ampliar la gama de canales de distribución y ventas.

Segundo: Ante la posible erosión de márgenes de ganancia por el incremento de los precios de insumos por depreciación de nuestra moneda frente al dólar, o nuevas alteraciones a las cadenas de suministros, o por nuevas tarifas, es imprescindible revisar cada eslabón de la cadena de valor para detectar dónde podemos ahorrar costos o elevar la eficiencia. Esto podría implicar la adopción de tecnologías que automaticen procesos logísticos y de producción, la renegociación de contratos con proveedores, entre otros.

Tercero: Los shocks comerciales suelen ir acompañados de inestabilidades en los mercados de divisas, alterando la rentabilidad de un proyecto de la noche a la mañana. Por ello, implementar estrategias de cobertura cambiaria se hace casi indispensable. Asimismo, hay que revisar la estructura de endeudamiento. Si la empresa tiene altos compromisos en dólares y el tipo de cambio se incrementa, la gestión de esa deuda puede volverse muy compleja. De ahí que disponer de niveles apropiados de liquidez y mantener líneas de crédito contingentes con entidades financieras es otra táctica de protección.

Cuarto: Cuando aumenta la protección arancelaria, las cadenas globales de valor tienden a reconfigurarse. Lo que plantea oportunidades de “nearshoring” en países como el nuestro, por lo que explorar estas opciones con alianzas como estrategias de mediano plazo no deben descartarse. Pues al mejorar la eficiencia logística, Paraguay puede beneficiarse con el Régimen de la Maquila.

Quinto: En estas coyunturas es aún más importante que las políticas públicas continúen enfocándose en proteger la estabilidad macroeconómica. El dinamismo económico en los primeros meses del año debe motivar al Gobierno a asegurar la mayor resiliencia de nuestra economía, y reforzar la colaboración con el sector empresarial para diseñar y ejecutar nuevas estrategias de creación de mercados.

Asumir el reto con proactividad será esencial para sobrellevar este período de turbulencia y salir fortalecidos cuando el panorama comercial global vuelva a estabilizarse en el nuevo orden económico que se está configurando.

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