En Asunción, la capital del país, una cuadra en el centro, adornada con luces y sombrillas ganó notoriedad y se convirtió en una suerte de acontecimiento; los paseantes no dejan de hacerse fotos o aprovechan para hacer una pausa en los bancos ubicados en las veredas. Y es que considerando la fealdad que exhibe el microcentro, esos cien metros son un gran suceso. Lo mismo se podría decir de las actitudes que motivan en la ciudadanía la Costanera de Asunción, un espacio pensado fundamentalmente como una vía rápida de acceso al centro: la sienten como si fuera un parque, aunque apenas cuenta con escuálidas palmeras que brindan poca sombra, y los muebles urbanos casi siempre aparecen destruidos.
Como bien ha señalado la arquitecta Mabel Causarano, existe un déficit de lo público, entendido como el conjunto de bienes y servicios para el uso libre, abierto y seguro de la ciudad. Y, respecto a la cuadra de las sombrillas, ubicada sobre la calle Palma casi Ayolas, la profesional opina que, demuestra las expectativas de una ciudadanía que, por razones contingentes (como la pandemia) y estructurales, desea apropiarse de los espacios urbanos, y también indica que la sociabilidad busca recomponerse luego de lo vivido con el Covid.
A la falta de espacios de recreación se suma además la falta de mantenimiento de los pocos existentes¸ es el caso del Parque de la Solidaridad y el Parque Urbano, o la ocupación de las plazas históricas y la falta de recuperación de espacios públicos ocupados por seccionales coloradas, una de las grandes deudas históricas del Municipio asunceno.
A esta problemática se debe agregar el estado de absoluto abandono en que se encuentra el Centro Histórico de Asunción por parte de la Municipalidad. Este espacio requiere de una urgente recuperación, pero no solamente para fomentar el turismo, que es sumamente importante además, sino como un espacio vital donde los asuncenos puedan desarrollar sus vidas y sus actividades. Para esto es evidente que se requiere primero de una voluntad política de acción. El centro abandonado muestra un aspecto desolador, con cientos de viviendas descuidadas que bien podrían ser rehabilitadas con una simple planificación. El centro precisa de servicios para sus vecinos, para que puedan desarrollar una vida sin sobresaltos, como viven actualmente.
En las últimas décadas, la ciudad de Asunción ha tenido un importante crecimiento urbano. Como consecuencia se dio la ocupación de áreas verdes, campos naturales, humedales, zonas boscosas y arroyos. Por un lado, esto ha dejado a los pobladores de Asunción sin espacios recreativos comunitarios, pero además se ha consolidado un nivel de caos urbano que se puede observar en la capital, en particular en los días en que se registran grandes precipitaciones.
Los raudales se encuentran entre los problemas ambientales más graves de la ciudad. No solo son peligrosos para la vida de las personas, y provocan pérdidas económicas a los ciudadanos, sino que desnudan la tremenda incompetencia de las autoridades que con su ineptitud no le han dotado de desagüe pluvial a la capital.
La prioridad para el Municipio debería ser detener el proceso de degradación del Centro Histórico, asegurar servicios y seguridad para sus habitantes y los visitantes. La ciudadanía tiene derecho a contar con espacios públicos, con espacios verdes para el descanso de la familia, para compartir tiempo y hacer vida en comunidad. Para que esto sea posible es necesario que las autoridades se comprometan con el trabajo para el cual fueron electas; y que diseñen ciudades que den calidad de vida.