Por Daniel Espinoza
La ambición política o de poder hizo que los senadores aliados se pierdan en su ego interior y no miren más allá de sus propios intereses. Es lo que pasó en la fecha en la sede del Congreso Nacional con la aprobación del proyecto de enmienda durante una sesión considerada irregular.
No midieron las consecuencias y la afanosa búsqueda de incluir la figura de la reelección presidencial desembocó en otra histórica noche de marzo paraguayo. La ciudadanía salió a la calle indignada por la situación y expresó vorazmente su hartazgo.
Tras la decisión tomada en horas de la tarde por el grupo de senadores aliados a favor de la enmienda constitucional, conformado por el oficialismo colorado, el luguismo, la disidencia del PLRA y los dos representantes del Unace, la ciudadanía indignada comenzó a llegar hasta la Plaza de Armas, frente al Parlamento.
Al principio parecía una tibia manifestación con cánticos en contra de políticos y del presidente de la República, Horacio Cartes, uno de los principales artífices de este caótico escenario. Sin embargo, rápidamente comenzaron a registrarse incidentes.
La Policía Nacional realizó un fuerte cordón perimetral y custodiaron las principales calles de acceso a la sede del Congreso Nacional. Ante el avance de los manifestantes no dudaron en realizar disparos con balines de goma, provocando los primeros heridos.
Los uniformados comenzaron a reprimir a las personas que intentaban avanzar hasta la plaza legislativa, mientras el grupo que ya se encontraba en ese espacio se pronunciaba con mayor fuerza.
A medida que pasaban los minutos fueron llegando más personas a manifestarse y la noche comenzaba a transformase en una de las mayores protestas cívicas de los últimos años, nuevamente a instancias del deterioro de la clase política.
En “Cartes basura, vos sos la dictadura”, “Cartes, bandido, Lugo está contigo” se unieron las voces para hacer retumbar el microcentro capitalino y luego dar paso a la emblemática canción “Patria Querida”.
El ministro del Interior, Tadeo Rojas, salía al paso de la situación y manifestaba que los agentes policiales no tenían orden para reprimir, pero en las calles adyacentes el panorama era otro, con carros hidrantes lanzando agua y policías con gases lacrimógenos, lo que enervó aún más a los ciudadanos movilizados que comenzaron a reaccionar en forma violenta.
Armaron barricadas y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad a tal punto de producirse varias corridas en diferentes direcciones cada cierto tiempo en un lapso de tres horas. Hasta que llegó el momento en que todo ese cansancio contenido por varios meses o tal vez años se tradujo en un vendaval furioso.
Los opositores leyeron un par de pronunciamientos en donde responsabilizaban de los violentos hechos al presidente Horacio Cartes, al senador liberal Blas Llano y a Fernando Lugo.
CONGRESO BAJO FUEGO. Cerca de las 19.00 la zona quedó liberada con el repentino retiro de los efectivos policiales luego de que las fotografías de manifestantes heridos con balines de goma recorrieran en las redes sociales y el ministro del Interior, Tadeo Rojas, dijera que no había orden de reprimir.
Esto hizo que el edificio quedara bajo el control de los ciudadanos movilizados, quienes comenzaron a lanzar todo lo que encontraban a su alcance contra el edificio legislativo. La situación fue agravándose cuando derribaron las rejas y comenzaron a ingresar por la Casa de la Cultura.
La entrada principal a la Cámara de Senadores también fue sitiada por los manifestantes y las puertas de vidrio rápidamente fueron vulneradas. La gente comenzó a ingresar al edificio destruyendo.
Incluso llegaron a subir hasta la sala de sesiones de la Cámara Alta y con cánticos celebraron la toma, ostentando como trofeo la placa del senador Julio César Velázquez, autoproclamado presidente del Senado, en paralelo a Roberto Acevedo.
Al poco tiempo ya se podía observar el fuego en el interior de la cámara legislativa, sin que los bomberos pudieran llegar para controlarlo. Las llamas se extendían rápidamente mientras se producían nuevamente corridas con el paso de la montada intentando recuperar el control.
Luego de casi dos horas, personal del Cuerpo de Bomberos Voluntarios comenzaron las tareas para apagar el incendio en forma dificultosa, en algunos momentos debían replegarse por el avance de los manifestantes y los disparos con balines de goma de la Policía.
Pero lo peor ocurrió en las primeras horas de este sábado cuando efectivos policiales irrumpieron en la sede del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y dispararon con balas de plomo. A raíz de los impactos de proyectiles falleció el joven Rodrigo Quintana.
La clase política subestimó una vez más el poder de movilización de una ciudadanía hastiada, probó los límites creyendo que todas las protestas solo se daban por las redes sociales y repentinamente vivieron la realidad.
Horacio Cartes, quien cambió radicalmente de postura con relación a la enmienda, y Fernando Lugo son los principales interesados en la reelección presidencial, que junto a sus representantes políticos lograron escribir una nueva página nefasta en la historia de la democracia paraguaya.