“Diosito no discrimina, pero el colegio sí”, coreaban y saltaban ayer alumnos de un colegio católico privado de la capital. La acción de protesta, comentaron, se dio luego de que dos familias denunciaron supuesta discriminación de parte de la dirección de la institución educativa por la orientación sexual de dos estudiantes.
Mientras los chicos y las chicas protestaban munidos de banderas y carteles exigiendo inclusión, técnicos del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) intervinieron en la institución educativa.
Con la intervención, las autoridades del colegio, la supervisión de la zona y los funcionarios del MEC llegaron a un acuerdo y la dirección del centro educativo aceptó retroceder en la desmatriculación de las estudiantes.
Las denuncias apuntan a que una de las familias accedió –bajo presuntas amenazas– a desmatricular a su hija. El evento llevó a la joven a intentar quitarse la vida. Fue atendida en un sanatorio privado y el parte médico indica que actualmente está fuera de peligro.
“El colegio aceptó que la estudiante retorne a la institución cuando se recupere. Nosotros vamos a seguir trabajando en el colegio”, comentó la directora general de Protección de la Niñez del MEC, Sonia Escauriza.
Desde la institución educativa explicaron que los directivos no podían responder a las consultas de ÚH sobre el caso ante las reuniones con la cartera educativa. Se comprometieron a publicar un comunicado dirigido a la comunidad educativa.
Colectivos de secundarios y expertos en derechos de la niñez y adolescencia se pronunciaron en contra de la presunta discriminación de las autoridades del colegio religioso asunceno.
Ante este caso, el colegio se disponía a desmatricular a una segunda alumna, pero los padres se negaron a firmar la solicitud.
Padres de varios cursos de la Media están analizando tomar medidas en contra de la dirección de esta institución escolar.