Justiniano Riveros
CONCEPCIÓN
En un intento audaz por combatir la constante oleada de robos y hurtos de focos, por parte de presuntos adictos a las drogas, un comerciante ha decidido tomar medidas extremas para proteger su propiedad, ubicada en el barrio Villa Armando de la ciudad de Concepción.
Harto de los recurrentes incidentes, el dueño de una carnicería optó por una solución práctica: Colocar rejas a los reflectores que iluminan su establecimiento.
La esposa del propietario, quien prefirió el anonimato, mencionó que todas las noches iban jóvenes hasta su local a robar los focos.

Indicó que cada artefacto cuesta entre 30 a 35 mil guaraníes.
“Con esto descansamos de los precoces delincuentes”, refirió la dueña.
La decisión fue motivada por experiencias previas en las que los ladrones, especialmente jóvenes delincuentes, obstruían la visión de las cámaras de seguridad y se llevaban los focos.
Actividad que lo realizaban, presumiblemente con la intención de venderlos para financiar actividades ilícitas, como la compra de drogas.
Este innovador enfoque de seguridad, se ha convertido en uno de los temas principales de conversación en la comunidad Concepcionera.
Esto destaca ampliamente la creatividad y determinación del comerciante, para enfrentar un problema que a menudo es minimizado policial y judicialmente.
Los robos de este tipo, comúnmente conocidos como “bagatelarios”, rara vez son castigados de manera significativa en el ámbito judicial.
Motivo que ha llevado a la búsqueda de soluciones prácticas, por parte de los afectados.
El barrio Villa Armando, donde se ha implementado esta medida preventiva, espera que esta iniciativa sea utilizado de ejemplo para otros comerciantes, que también lidian con la impunidad de este tipo de delitos.
La comunidad celebra la astucia del comerciante, resaltando la importancia de encontrar soluciones locales ante la problemática que representa la delincuencia, ejercida por presuntos adictos, quienes se apropian de cualquier tipo de objetos.
Encadenan focos para evitar robos
Anteriormente, se había reportado que pobladores del barrio Bernardino Caballero, de Caaguazú, encadenan sus focos para evitar que sean hurtados.
Un comerciante mencionaba al respecto, “o pierden ellos o pierdo yo”, haciendo referencia a que si extraen el foco se romperá y a ninguno podrá servir al final.
El hombre responsabiliza de los saqueos a las personas con adicción a las drogas.
“Ellos venden a G. 5 mil’i para conseguir su crack y ‘arrancar’, como ellos le dicen”, indicó a EXTRA.
Señaló que es tanta la necesidad de consumo, que esperan la noche para llevar parte de la señalización de las rutas. “Hasta esos caños llevan a las herrerías que compran por el galvanizado que tiene”, lamentó.