Uno de los tantos dramas colaterales de la pandemia es el hacinamiento en las comisarías del país, cuyos calabozos se llenan de internos que pasan más tiempo de lo debido en condiciones precarias.
Debido a la problemática actual, muchos centros penitenciarios no pueden recibir nuevos internos y no queda otra opción que esperar en pequeños calabozos de los centros policiales.
Desde que comenzó la pandemia, la mayoría de las 59 comisarías que comprenden el área central, las 17 subcomisarías y los 10 puestos policiales están abarrotados de gente y, ante ello, hubo que recurrir al ingenio.
Uno de los casos es el de la 20 Central, de la localidad de Julián Augusto Saldívar, que se las tiene que arreglar para albergar a alrededor de 12 personas en una precaria celda, donde solo caben dos.
“La situación es difícil y tuvimos que recurrir a los vecinos. Acondicionamos un lugar más abierto con la ayuda de la ciudadanía”, explicó el comisario Raúl Cardozo, jefe de esa dependencia policial.
Los uniformados de dicha dependencia consiguieron rejas que utilizan como barrotes que fueron colocados en una habitación más amplia que los tres metros por tres que tiene una celda común.
El comisario Cardozo aseguró que en ocasiones un interno puede permanecer en ese lugar por 15 días, un mes o hasta por seis meses, como fue el caso de uno, debido a la falta de lugar en las cárceles.
Los calabozos policiales son un lugar de tránsito y en tiempos normales las personas con cuentas con la justicia pasan un breve tiempo.
Es por eso que también tienen que recurrir a la solidaridad del vecindario para la alimentación y el aseo de estas personas. “La situación es complicada pero con los pocos recursos que tenemos tratamos de luchar. Recibimos alimentos por parte de vecinos y también de los familiares de los internos”, mencionó el uniformado.
CON TV. Cardozo, de forma chistosa, afirmó que la situación lo llevó a tener la experiencia de un director penitenciario.
El policía acondicionó la celda con un televisor para que sirva de esparcimiento a los internos.
Debido a la falta de lugar, a algunos se los permite estar en el patio tratando así de mitigar un poco las aglomeraciones.
Al cierre de esta nota, eran 163 las personas que estaban privadas de su libertad en las comisarías del Departamento Central.
Pero esta cifra suele duplicarse los fines de semana donde se da mucha cantidad de detenidos, debido a la inseguridad reinante.
Violencia intrafamiliar, abuso sexual en niños, coacción sexual, robo agravado son algunos de los delitos que más personas encierran, según el comisario Cardozo.
“Hay muchos motochorros y robos de celular en las calles. Luego, esos aparatos son vendidos por una miseria. Cada día actúan con más violencia esta gente”, reflexionó el jefe policial.