El reloj marcaba las 05:00 de este lunes cuando inició el histórico Operativo Veneratio, que logró derrocar el imperio de Armando Javier Rotela, líder del Clan Rotela, dentro de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú.
Según los datos de inteligencia, Rotela lideraba la pandilla penitenciaria desde hace varios años. Su base de operaciones era su propia celda en donde contaba con todos los lujos. Desde allí manejaba su negocio de tráfico de drogas, ordenaba asesinatos y asaltos, informó Telefuturo.
Su primer anillo estaba conformado por siete internos identificados como Milciades Javier Prieto, alias Bebé, César Ramón Ortíz, alias Gordito Lindo, Arsenio Alvarenga, Juan Valentín Insfrán, alias Paku, Edgar Rivarola, alias Mahu, Sergio Ramírez, alias Mala visión, y Carlos Duarte, alias Kuki, cada uno de ellos era líder de su pabellón.
📌#Especial - La fortaleza que protegía a Javier Rotela, líder de la facción criminal que controlaba Tacumbú.
— Telefuturo (@Telefuturo) December 18, 2023
Te mostramos cómo estaba conformada la estructura y las armas con la que contaban los integrantes de la pandilla
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Estos contaban con armas de fuego como fusiles 7.62, escopetas, pistolas, puñales, clavos miguelitos, explosivos en gel, lanzas, entre otros objetos.
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Su grupo de disciplina estaba compuesta por dos bandas de 15 integrantes cada uno. Se encargaban de hacer justicia dentro del penal y de ordenar a los integrantes de La Jungla, conformada por 800 pasilleros, para actuar en caso de incursión de las fuerzas públicas.
Con cada motín los pasilleros subían al techo del penal, otro grupo quemaba colchones y otro tomaba de rehenes a los guardiacárceles.
Hubo 12 fallecidos y varios heridos
Rotela estaba recluido en el Pabellón Libertad, cuando más de 2.000 agentes de la Policía Nacional y efectivos de las Fuerzas Armadas ingresaron al penal.
Se tuvo el apoyo de cuatro helicópteros, 10 ambulancias, carros hidrantes, entre otros equipamientos.
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El comisario Nimio Cardozo, jefe del Departamento de Antisecuestro de la Policía Nacional informó que fueron “cuatro horas de arduo trabajo en donde había fuego”, hubo muchas personas deshidratadas y los bomberos voluntarios no podían ingresar porque eran recibidos con ráfagas de armas de fuego.
Aseguró que el personal policial actúo con balines de goma y que “ahí se puede ver la diferencia de fuego” entre los reclusos de Tacumbú y los uniformados.
Durante el operativo fallecieron 11 personas privadas de libertad y un agente del Grupo Lince.
Asimismo, un total de 34 efectivos policiales fueron asistidos en el Hospital de Policía Rigoberto Caballero. De esta cifra, 16 fueron dados de alta posteriormente, en tanto que hay dos militares con heridas delicadas.
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En cuanto a los presos, más de 25 fueron trasladados a diferentes centros de salud y otros tantos recibieron atención en el lugar.
Fueron aprehendidas en las inmediaciones un total de 52 personas que estaban en los alrededores, en su mayoría, familiares.
Según datos oficiales, en la cárcel había 2.842 reclusos, entre ellos 1.692 procesados y 1.150 condenados, en tanto que con el Operativo Veneratio se logró el traslado de unas 700 personas, en un total de 18 colectivos.
Animales, bebidas alcohólicas, celulares, armas y hasta un POS
El comandante de la Policía Nacional, Carlos Benítez, informó a Telefuturo que Rotela tenía algunas comodidades dentro del penal que “no son propias” de cualquier persona privada de libertad.
Explicó que tenía refrigeradores, televisores de pulgadas “muy interesantes”, camas, aire acondicionado, y “todo lo que se pueda considerar ya un lujo”.
También tenía bajo su dominio aproximadamente siete a ocho gallos de riña, cinco perros de la raza Pitbull, dos de ellos eran aparentemente padre y madre de tres cachorros. Como así también un cerdo vivo.
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“Había una interesante fauna dentro del ambiente que él protegía”, expresó.
Además fueron arrastrados de ese sitio varias plantas de marihuana con tamaños bastante interesante que eran “de consumo interno”.
El comandante comentó que también había una gran cantidad de bebidas alcohólicas de todo tipo, de todo nivel, para la exigencia de persona que podía pagar. Había de diferentes marcas, de diferentes procedencias, como cerveza, whisky, caña en cualquiera de los tamaños y marcas.
Como si todo fuera poco, tenía hasta POS para cobrar las ventas, celulares en gran cantidad, torres de computadora.
“El modo de vivir no condecía con lo que era una persona privada de libertad y los más grande la cantidad de armas en diferentes presentaciones”, concluyó.
Aunque en principio se trató de un clan familiar, Rotela fue ganando adeptos, convirtiéndose en una de las facciones criminales más poderosas del país con una fuerte disputa con el Primer Comando Capital.