Más de 616 millones de estudiantes siguen afectados por el cierre total o parcial de escuelas, dijo la agencia de la ONU para la infancia.
En muchos países, estas perturbaciones, además de haber privado a millones de niños de la adquisición de habilidades básicas, han afectado su salud mental, incrementado su riesgo de abuso e impedido que muchos de ellos tengan acceso a “una fuente regular de nutrición”, según Unicef.
“Nos enfrentamos a una magnitud casi insuperable de pérdidas en la educación de los niños”, dijo Robert Jenkins, jefe de educación de Unicef, en un comunicado, casi dos años después del inicio de la pandemia.
Reabrir las escuelas “no es suficiente”, agregó, y pidió “un apoyo intensivo para recuperar la educación perdida”.
Así, en Etiopía, los niños aprendieron apenas entre “un 30 y un 40% de las matemáticas que habrían aprendido si el curso escolar hubiera sido normal” en la escuela primaria, estima la agencia de la ONU.
Los países ricos están lejos de salvarse. En Estados Unidos, por ejemplo, se observaron rezagos de aprendizaje en varios estados como Texas, California o Maryland, explica Unicef.
La deserción escolar también es un problema: En Sudáfrica “se estima que entre 400.000 y 500.000 estudiantes abandonaron la escuela por completo entre marzo de 2020 y julio de 2021".
Por último, además de los crecientes niveles de ansiedad y depresión en niños y jóvenes vinculados a la pandemia, “más de 370 millones de niños en todo el mundo se han visto privados de alimentación escolar durante el cierre” de centros, que constituyen “para algunos niños la única fuente confiable de alimento y nutrición diaria”.