Las autoridades japonesas están investigando el accidente de este martes en el aeropuerto tokiota de Haneda, uno de los más transitados del país, después de que un Airbus 350 de Japan Airlines (JAL), procedente de Sapporo (norte del país), colisionara con un avión Bombardier DHC8-300 de los guardacostas que se encontraba en pista.
Esta colisión provocó que ambos aviones entraran en llamas obligando a la tripulación del vuelo comercial de JAL a evacuar lo antes posible mientras que el fuego llegaba a las ventanas, subía considerablemente la temperatura de la cabina y esta se llenaba de un denso humo blanco que dificultaba la visión.
Según detalló la aerolínea, los auxiliares de vuelo siguieron su entrenamiento de seguridad y tardaron entre 10 y 15 minutos en sacar a todos los pasajeros de la nave, incluidos varios niños que estaban llorando.
Algunos pasajeros han descrito en redes sociales estos momentos de angustia y explicado cómo la tripulación les pidió que mantuvieran la calma, se quedaran en el sitio y cubrieran su nariz y boca para no inhalar el humo mientras que abrían las puertas de emergencia.
En algunos casos, se desplegaron las máscaras de oxígeno y algunos pasajeros comenzaron a gritar y a pedir que les dejaran salir, mientras que otros pedían que se escuchara a la tripulación y trasladaban las instrucciones de la misma a aquellos que estaban cerca.
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Una vez que se abrieron las salidas y se desplegó la pasarela de emergencia, los pasajeros pudieron salir y la tripulación les pidió que se alejaran de la nave y en cuestión de media hora esta comenzó a arder con fuerza estallando las ventanas y puertas.
Estos toboganes de evacuación se inflan automáticamente cuando se abren las salidas de emergencia.
La milagrosa evacuación se ha atribuido al entrenamiento de emergencia de la tripulación, pero también a la disciplina de los pasajeros, en un país que es conocido por su respeto a las normas y por su consideración del colectivo antes que el individuo.
JAL ya había experimentado una situación parecida en 1985, cuando uno de sus aviones que hacía la ruta Tokio-Osaka se estrelló contra una montaña y dejó 520 víctimas mortales entre sus 524 ocupantes, un accidente que llevó a la compañía a incrementar su entrenamiento de seguridad y a sensibilizar a sus empleados.
Según los estándares internacionales, sin embargo, todas las personas a bordo de un avión deberían poder salir en cuestión de 90 segundos bajo condiciones normales.
La tragedia de este martes acabó con 14 heridos de la parte del avión comercial, mientras que de los seis ocupantes del avión de los guardacostas, solo el capitán, que salió gravemente herido, logró salvar la vida.
Aunque todavía se desconoce la causa exacta del accidente, el avión de JAL había recibido el permiso para entrar en la pista, según dijo la compañía.
Según detalló la cadena estatal japonesa NHK, el controlador aéreo habría dado instrucciones al avión de la Guardia Costera de Japón para que se dirigiera a un punto antes de ingresar a la pista, mientras que otros informes apuntan a que el capitán de esta nave había recibido permiso para despegar, por lo que todo apunta a una negligencia profesional.
Foto: EFE.