Los berrinches son episodios o rabietas que pueden incluir gritos o llantos intensos, golpes o patadas, tirarse al suelo o hacerse el cuerpo rígido, negarse a escuchar o calmarse, comportamientos impulsivos o agresivos. Ocurren generalmente cuando el niño se siente frustrado, cansado o abrumado. Así lo define la sicóloga Alma Segovia.
La profesional explica que si la situación se da en la casa es importante que los adultos se mantengan tranquilos para no exacerbar la situación. Si es seguro hacerlo, se puede ignorar el berrinche. A veces, ignorar la conducta puede ayudar a que el niño se calme más rápido. Una vez que el niño se haya calmado, ofrecerle un abrazo o palabras de consuelo. Explicar qué comportamiento es aceptable y cuál no.
Si la situación se da en la calle, al igual que en casa, también es crucial que tú te mantengas sereno. Si es posible lleva al niño a un lugar más tranquilo, ofrecerle un juguete o una actividad para cambiar su enfoque. No te sientas avergonzado, recuerda que los berrinches son comunes y otros padres lo entenderán.
CUÁNDO BUSCAR AYUDA
Cuando los berrinches son muy frecuentes y afectan a la vida diaria, duran más de 15-20 minutos y son intensos. Cuando el niño muestra comportamientos destructivos o agresivos hacia sí mismo o hacia los otros. También si la situación provoca un gran estrés en la familia o hay otros síntomas preocupantes, como cambios en el sueño y en el apetito.
ENTRE LAS CAUSAS DE LOS BERRINCHES ESTÁN
LA FRUSTRACIÓN
Los niños pequeños a menudo no tienen habilidades verbales para expresar lo que sienten.
Fatiga
El cansancio puede llevar a que un niño se sienta abrumado.
Hambre
Un niño hambriento puede tener más probabilidades de tener un berrinche.
Necesidad de atención
A veces, los niños hacen berrinches para obtener atención de los padres.
Cambios en la rutina
Los cambios en el entorno familiar o en la rutina diaria pueden provocar ansiedad y berrinches.
Desarrollo emocional
A medida que los niños crecen, están aprendiendo a manejar sus emociones, lo que puede llevar a episodios de frustración.
“Recuerda que los berrinches son una parte normal del desarrollo; con el tiempo y la paciencia, los niños aprenden a manejar sus emociones de manera más efectiva. Es importante en caso de que se intensifiquen, buscar ayuda profesional u orientación de un especialista”, aconseja la profesional.
UNICEF
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infanci, las rabietas son frecuentes en niños de entre 1 y 4 años, y responden a situaciones en las que el niño no puede controlar su miedo o su rabia.
Entre los consejos de esta organización están el prevenir llegar a la rabieta, distraer y cambiar el foco de atención; otras veces se les puede distraer con algún objeto y otra actividad, para cambiar el foco de atención de algo que “no se puede”, por otra cosa que “sí se puede”.
Por ejemplo, el niño está alrededor de una mesa y quiere agarrar el celular de un adulto para jugar, quitar el celular de la mesa y ofrecerle un juguete u otro objeto alternativo para que juegue.
Si la situación lo amerita se les puede dar la posibilidad de elegir. Por ejemplo: ¿Querés bañarte antes o después de comer?
Otro consejo es evitar una situación. Si sabemos que algo los frustra demasiado y lo desborda, lo mejor será evitarlo hasta que logre enfrentarlo de otra manera. Por ejemplo: No llevarlos a hacer las compras, que es un lugar donde no pueden tocar nada, comer ni obtener todo lo que ven.
Si no es posible sostener la rabieta porque puede lastimarse él o a otras personas de su entorno, se puede cargar al niño de manera firme pero no violenta, y acompañarlo a un lugar más apropiado para esperar a que la rabieta disminuya. Es importante no acceder a darle o hacer lo que quiere. Y es fundamental que no vincule que al hacer esto lo acerca a la solución.
