De un tiempo a esta parte, diversos estudios científicos ponen su atención en cómo las artes afectan el cerebro y el estado anímico.
Uno de ellos llamó la atención del mundo, y se hicieron eco múltiples publicaciones, tras el trabajo del neurocientífico cognitivo Dr. Jacob Jolij, de la Universidad de Groningen (Holanda), quien describió que existe una fórmula para calibrar si una canción es alegre.
Este señala que los ritmos hacen que nuestro cerebro genere más dopamina, la hormona relacionada con el bienestar.
La dopamina es un neurotransmisor, una molécula que se encarga de llevar un mensaje desde las neuronas que lo producen hacia otras células. Ese neurotransmisor, transporta señales entre las neuronas del cerebro; la molécula ayuda a controlar el movimiento, la memoria, el aprendizaje y el estado anímico.
El estudio del holandés publicado en Nature Neuroscience señala que encontró una fórmula matemática que explica por qué una canción es alegre y puede generar felicidad. El investigador realizó una serie de encuestas en el Reino Unido y, con las respuestas, elaboró lo que llamó: La Fórmula Jolik, que sirve para determinar que las canciones que más felices hacen a la gente son las que tienen: letras alegres, tempos rápidos y acordes mayores.
A partir de la adecuación a esos parámetros, asignó unos puntos a cada canción y presentó su lista musical.
Así, la canción de la historia que más feliz hace a la gente según su trabajo es Don’t stop me now (Queen) y le siguen, Dancing Queen (Abba) y Good vibrations (The Beach Boys). La cuarta canción es Uptown girl (Billy Joel) y la quinta, Eye of the tiger (Survivor).
En sexto lugar señala a I’m a believer (The Monkees), seguido de Livin’on a prayer (Bon Jovi), I will survive (Gloria Gaynor), y Walking on sunshine (Katrina & The waves).
Sensaciones. “Cuando escuchamos música aparte de las zonas auditivas del cerebro se activan regiones como las cortezas somatosensoriales que dan cuenta de las sensaciones que se producen en mi cuerpo”, explicó Nazareth Castellanos, física teórica y doctora en Neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid, en su canal de Youtube, en el cual ofrece conferencias y vídeos cortos sobre la neurociencia corporal.
“También están activas las áreas del movimiento por eso cuando escuchamos música, tendemos a movernos”, añadió la especialista, y explicó que además, “están presentes áreas involucradas en la emoción como la amígdala”, es por esto que ella genera, “inevitablemente emociones en nosotros. La música puede ayudarnos a trasladarnos de una emoción a otra”.
De esta forma, la neurociencia apoya la afirmación de sicólogos que suelen sugerir a sus pacientes en terapia, “no escuchar músicas con cierto tipo de letras en la etapa de recuperación”.
Aunque otros, explican porque “gusta tanto” escuchar cierto tipo de canciones, aunque sean tristes, ante situaciones que pueden hacerle sentir identificado al oyente. En un artículo de psychology.arizona.edu, señaló: “Las canciones juegan un papel poderoso en la normalización de nuestra experiencia, en hacernos sentir que no somos este tipo de persona rara, inusual y distorsionada”. Y en el material mencionó que en situaciones de ruptura de relaciones de pareja, por ejemplo, encuentra a las canciones de Olivia Rodrigo ( Dejavu, All I Want, Traitor, Happier ), como una de las preferidas, y le siguen las de similar contenido de Adele y Taylor Swift.
Las canciones tristes, “realmente pueden ayudar” a las personas a distanciarse del dolor emocional con el tiempo, dijo David Sbarra, profesor de psicología en la Universidad de Arizona.
“Cuántas emociones despierta una música. Una melodía es un estímulo que tiene gran capacidad de generar en nosotros una emoción”, subrayó además Nazareth Castellanos, en la conferencia Cerebro-Música y Baile, durante El Foro Mundial de la Felicidad dedicado al Sentido de Pertenencia.
influencia. “Al escuchar música, múltiples áreas del cerebro se involucran y activan”, describió la Dra. Anita Collins, educadora e investigadora en el campo del desarrollo del cerebro y aprendizaje musical, con mucha experiencia. Estos estudios son posibles para los neurólogos a través de pruebas y avances en torno a la comprensión del cerebro; estudiándolo en tiempo real con diversas máquinas.
