Desde hace unos días estoy leyendo un interesante libro titulado “Como mueren las democracias” de dos profesores de la Universidad de Harvard de apellidos Levitsky y Ziblatt.
El libro analiza la irrupción de Trump en la arena política y el daño y el deterioro que dicha incursión está ocasionando a la antigua democracia norteamericana.
El concepto central es que en este siglo XXI las democracias ya no mueren en manos de un general que realiza un golpe de Estado. En este siglo, cada vez más, las democracias están muriendo en manos de lideres electos por el pueblo, que en un proceso más lento o más rápido van destruyendo las instituciones democráticas.
Se mencionan varios ejemplos, entre ellos el ascenso al poder de Adolfo Hitler, que en el año 1933 ganó las elecciones y en menos de un año -luego del incendio del Reichstag- se hizo con el poder total en Alemania.
También se menciona el caso de Hugo Chávez que llegó al poder en Venezuela como outsider, criticando la corrupción de la vieja clase política y prometiendo construir una “nueva democracia” que usando las riquezas del petróleo iba a hacer posible mejorar el nivel de vida de los pobres.
Para construir esta “nueva democracia” fue fundamental cambiar la Constitución venezolana, otorgándole mayores poderes al presidente para que el mismo pueda destruir a cierto periodismo independiente y a ciertos sectores empresariales, “enemigos de la patria.”
En todos estos procesos el líder comenzó atacando y denigrando a sus opositores con palabras descalificadoras. Chávez llamó a sus opositores de “oligarcas escuálidos” y Donald Trump acusaba a sus rivales de “corrupta” a Hillary Clinton y de “viejo y lento” a Joe Biden.
Casi siempre algunos medios de comunicación y algunos periodistas se han convertido en blanco de ataques virulentos por parte del líder autoritario. Los ataques de Trump a CNN y los de Bolsonaro a la Red Globo, son uno de los tantos ejemplos de esta afirmación.
Este lenguaje agresivo y soez rápidamente se traslada a toda la sociedad generando una gran polarización en la misma, donde los sectores políticos ya no se ven como adversarios sino como enemigos a quienes hay que destruir.
El libro realiza un pormenorizado análisis del proceso de muerte de la democracia; que comienza con la polarización, continúa con la intimidación a la prensa libre y con la permanente amenaza a rechazar los resultados de las elecciones.
Cuando eso ocurre, todos los conflictos podrían ser judicializados, para lo cual es fundamental controlar a los árbitros…el Poder Judicial.
Para el diario brasileño “O Estadao” la obra de Levitsky y Ziblatt “tal vez sea el libro más valioso para comprender el fenómeno del resurgimiento del autoritarismo. Esencial para entender la política actual y los peligros para nuestra democracia”.
Para mí también fue de gran ayuda para comprender mejor los peligros que se ciernen sobre nuestra joven y endeble democracia paraguaya.
El riesgo para el Paraguay de golpes militares tenemos que descartarlo, ya que podemos considerarlo un anacronismo del siglo pasado y no existe la menor posibilidad de éxito si alguien eventualmente lo intentara.
El riesgo para nuestro país es la anarquía y el desgobierno, en medio de una gran inseguridad y una desigualdad y pobreza creciente.
Este es el perfecto caldo de cultivo para la aparición de líderes mesiánicos que ofrecen refundar la patria y prometen una vida más digna a tanta gente que hoy está pasando muy mal. El gran riesgo es que a cambio de esas promesas perdamos nuestras libertades y nuestra democracia.
El actual clima de enfrentamiento y crispación política, nos está empujando peligrosamente hacia ese escenario... cambiemos a tiempo.