Un récord de incendios forestales en el Brasil, donde se localizan más de dos tercios del Amazonas, amenaza la selva amazónica. El bosque es una reserva vital de carbono que ralentiza el ritmo del calentamiento global.
El director de Cambio Climático y Políticas de WWF en Paraguay, Óscar Rodas, explicó a Última Hora la importancia, para el continente y el país, de la función que cumple esta selva tropical que, aproximadamente, tiene una dimensión equivalente a la mitad del territorio de EEUU, y produce el 20% de oxígeno en la atmósfera de la tierra.
“La selva regula la temperatura no solo de nuestro continente, sino que, por su ubicación en las zonas tropicales, regula la temperatura de todo el mundo y es de preocupación a escala planetaria”, señaló.
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El especialista comentó que el Amazonas recibe todos los vientos que provienen del Océano Atlántico, los carga de humedad y luego estos vientos se dirigen hacia el sur del continente.
“Los envía hacia los países de Bolivia y Paraguay trayendo la humedad necesaria para generar las lluvias. Entonces, si el Amazonas se elimina en su totalidad esos vientos que nos benefician ya no van a traer la suficiente humedad para generar lluvias, que son las necesarias para que nuestro clima sea benévolo”, indicó.
Según Rodas, como país estamos totalmente conectados, a nivel del Cono Sur de Sudamérica, con los grandes ecosistemas, por lo que el Amazonas tiene grandes beneficios para nosotros.
El incendio y sus daños a la salud
“Quemar un bosque nativo degrada la diversidad biológica de los bosques, también afecta a la salud humana por la emisión de material particulado, como también monóxido de carbono, que estuvimos respirando todos estos días acá, a nivel de todo el continente prácticamente”, comentó.
A nivel internacional también se tienen en cuenta, como otros posibles efectos, que con el aumento de las sequías y del calentamiento global se provocaría la disminución y encarecimiento de los alimentos a nivel global, el aumento de la contaminación ambiental así como la frecuencia de fenómenos climáticos como tormentas más intensas y fuera de temporada.
De acuerdo con datos divulgados por el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil, se reportaron más de 72.000 incendios forestales, un número récord, entre enero y agosto de 2019. Más de 9.500 de esos incendios han tenido lugar en la última semana.
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Esta situación obligó al estado de Amazonas a declarar una emergencia en el sur del estado y en su capital, Manaus, el 9 de agosto. Acre, en la frontera con Perú, ha estado en alerta ambiental desde el pasado viernes. Los incendios también aumentaron en los estados de Mato Grosso y Pará.
El blanco de las críticas es el presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien propuso un giro radical en política medioambiental, que pasa por la defensa de la explotación de la selva tropical, la legalización de la minería en las reservas indígenas y la reducción de la fiscalización en áreas protegidas.
La Amazonia recibía un fondo especial de Noruega y Alemania de aproximadamente USD 33 millones para promover modelos alternativos de desarrollo, de manera a proteger las zonas boscosas. No obstante, esos fondos fueron cancelados con las nuevas políticas del país sudamericano.
La otra preocupación: El Bosque Chiquitano
“Además de la Amazonia, una situación que nos preocupa a nivel regional es un bosque nativo que compartimos con Bolivia, que es el Bosque Chiquitano, que se viene quemando desde hace más de dos semanas”, lamentó Rodas.
El bosque se encuentra ubicado en la provincia de Santa Cruz, Bolivia, pero tiene un ingreso con la frontera con Paraguay, en la zona del Alto Chaco, en cuyas zonas se estima no llueve hace más de tres meses. Según los últimos reportes, el incendio estaría superando la destrucción de medio millón de hectáreas.
“Tenemos el Amazonas a nivel de la Línea Ecuatorial, que es una preocupación global y un poco más al sur el Bosque Chiquitano, que es una preocupación regional. Lo malo es que recién estamos iniciando con el clima cálido, la temporada con mayor riesgo de incendio”, precisó el experto.
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Rodas presume que las sequías se puedan extender fácilmente hasta principios de noviembre, dependiendo del comportamiento de las lluvias de primavera. No obstante, aseguró que, por el momento, no hay pronóstico de lluvias de gran importancia para los próximos días.
“Estas son las dos situaciones más cercanas, pero en nuestro país aún hay muchas necesidades con relación al manejo del fuego. Como ejemplo: nuestro sistema de alerta temprana para alertar sobre el inicio del fuego, de los focos en forma inmediata, tiene que ser mejorado, todavía falta coordinación interinstitucional y falta capacitar a los municipios para contar con brigadas de bomberos forestales que puedan dar las primeras respuestas, sobre todo en la zona del Pantanal y el Chaco”, mencionó.
Recordó que en Paraguay se encuentra vigente la Ley 4014/10 De Prevención y el Control de los Incendios, que es regulada por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y los municipios.
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Recientemente, un gran incendio azotó la Reserva Los Tres Gigantes, área protegida que cuenta con 15.000 hectáreas de territorio natural, que es administrada por la Asociación Guyra Paraguay, y se encuentra dentro de la Reserva Pantanal Paraguayo, en el límite con Brasil y Bolivia.
De acuerdo al director de Biodiversidad del Mades, Dario Mandelburger, en la zona afectada se registró una importante pérdida de biodiversidad biológica de especies nativas, las que fueron afectadas por el fuego, y ya se encuentran trabajando en planes de recuperación.