El compilado de videos que expuso Telefuturo, tras largos días de investigación sobre una red que explota sexualmente a niñas y adolescentes indígenas de la comunidad Maká, muestran un caso que ya es conocido entre los vecinos.
Es más, muchos saben, denuncian, ya no quieren salir de noche. Tienen miedo de ser asaltados o de encontrarse con una escena ligada a la prostitución o a las drogas.
Esto ocurre a plena luz del día y es más frecuente en horas de la noche. Es decir, se sabe, se sabía. Las autoridades de seguridad (la Policía Nacional) que tienen papel de prevención, sabían desde hace tiempo, pero permitieron que siga ocurriendo estos hechos.
A esto me refiero con una complicidad que destruye. ¿Y qué destruye?: vidas de inocentes niñas que están creciendo en el mundo más oscuro que pudieran tener, siendo drogadas y obligadas a vender su cuerpo por un dinero mísero que ni siquiera ven.
¿Cuál es la prevención que mencionan? Porque aquí no se ve. Lastimosamente, solamente una exposición de tal magnitud mueve el avispero para que se empiece a trabajar para proteger a los desprotegidos, es redundancia, yo sé, pero no hay mejor frase para esto.
Hay una evidente complicidad que se queda muda ante la gravedad de lo que está pasando, que afecta incluso a pobladores de la zona.
Y no es solo la Policía Nacional. Acá hay una responsabilidad compartida, en donde varias instituciones deben velar por el amparo de estas personas, que deben ponerse la camiseta para combatir la delincuencia y la explotación.
Evidentemente, se necesita un cambio de mentalidad, principalmente para quienes tienen la labor de proteger la niñez y la adolescencia y evitar la criminalidad en contra de ellos, porque en esta situación están en juego personas con un porvenir por delante.
Y recordando un poco los hechos: A inicios de la semana se difundieron videos en donde niñas y adolescentes salen por las calles del barrio Corumbá Cué, al parecer obligadas, para esperar a que alguien venga a buscarlas. Casi siempre están cerca de una persona adulta.
Hombres en diferentes autos se acercan y les alzan en sus vehículos, en algunos casos a la fuerza, para someterlas.
Días después de que se haga pública esta denuncia, vecinos de la zona denunciaron que no hay ningún cambio para mitigar el problema.
Una de las vecinas, incluso, denunció ante Telefuturo que reciben amenazas por realizar denuncias o porque se reúnen para ver cómo solucionar o cómo protegerse.
“A mí me amenazaron porque acá siempre hay reuniones del barrio, me dijeron que iban a quemar mi casa, yo ya hice la denuncia... Estoy poniendo en venta mi casa, una casa que es de familia, el tener que irnos por esto no puede ser. Nosotros lo que pedimos simplemente es que por lo menos los que están en la calle vayan a su comunidad”, lamentó.
Si bien la Municipalidad de Mariano Roque Alonso ya se reunió días pasados con otras instituciones para coordinar acciones, hasta ahora no se tomaron medidas.
Así como mucho ya se mencionó, faltan políticas públicas para trabajar en los casos de explotación sexual que afecta a menores de comunidades indígenas. Que no todo quede en palabras, salvemos vidas.