Se trata de Vanilson Griebeler Marshall, un ciudadano de origen brasileño que fue condenado a tres y nueve años de cárcel por los hechos de producción de documentos no auténticos. Sin embargo, el estafador sigue sin pisar la cárcel, gracias a unas diez chicanas planteadas por la defensa del acusado con el solo fin de dilatar el cumplimiento de la condena.
Griebeler Marshall fue condenado en dos hechos de estafa de los 30 que supuestamente cometió contra colonos de la colonia Tirol, distrito de Carlos Antonio López, Departamento de Itapúa. Pero solo cuatro de los afectados se animaron a denunciarlo: Antonio Marques Mombach, Fernando Weyh, Marino Raiter y Alfonzo Heineke.
Los hechos datan del año 2015, tiempo en que Griebeler Marshall se desempeñaba como gerente de un agrosilo perteneciente al grupo Favero. El monto de la estafa asciende a unos USD 36 millones.
Al respecto, Mario Vera, abogado de una de las víctimas, lamentó la situación que se está dando en la causa y pidió a la Justicia hacer cumplir la resolución a fin de que el estafador vaya a la cárcel a cumplir su condena. “Vanilson Griebeler Marshall fue condenado a tres años de penitenciaría el 13 de noviembre de 2019”, señaló el profesional.
El abogado explicó que una vez notificada la sentencia, el condenado apeló la sentencia del tribunal, en donde otro tribunal confirmó la resolución de la sentencia, por lo que su representante legal presentó un recurso extraordinario de casación ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.
La petición fue declarada inadmisible por la máxima instancia judicial, por lo que devolvió el expediente al tribunal de origen de Ciudad Del Este, ordenando que Vanilson Griebeler Marshall cumpla su condena.
Aún así, el abogado del condenado presentó un recurso de reposición y apelación en subsidio, fundamentando que en agosto del año 2021 había presentado una acción de inconstitucionalidad, y por lo tanto no correspondía el proveído de cumpliese la condena.
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El Juzgado rechazó nuevamente la reposición por lo que la causa subió al tribunal de apelación, que al recibir la causa inmediatamente es recusado por el profesional del Derecho por el solo hecho de dilatar. Una vez resuelta la recusación pasa a la sala siguiente, donde después del estudio y como corresponde en Derecho, declaró inadmisible la apelación, por lo que una vez firme, bajó nuevamente al tribunal de origen para que envíe al tribunal de Ejecución para su cumplimiento.
Pero una vez más la abogada de Griebeler Marshall presentó un recurso extraordinario de casación contra la última resolución del tribunal de apelación, con el solo fin de dilatar la causa y que esquive la penitenciaría, relató el representante de la querella.
Vanilson Griebeler Marshall también fue condenado en otro juicio a 9 años de prisión, pero sigue en libertad valiéndose de chicanas y dilatando el proceso.
La Ley 609/95, que organiza la Corte Suprema de Justicia, en su artículo 17 menciona la “irrecurribilidad de las resoluciones”, es decir, las resoluciones de las salas o del pleno de la Corte solamente son susceptibles del recurso de aclaratoria y, tratándose de providencia de mero trámite o resolución de regulación de honorarios originados en dicha instancia, del recurso de reposición.
El caso
El hombre falsificó la firma de varios colonos de Tirol, Itapúa, que operaban con el agrosilo, retirando a nombre de los productores millonarios créditos, que luego el brasileño efectivizaba en las entidades bancarias del Alto Paraná; por lo tanto, los colonos quedaban con millonarias deudas.
El agrosilo les financiaba a los colonos su producción y luego dichas cuentas eran pagadas con la entrega de la cosecha. En el 2015, el agrosilo empezó a reclamarles a los colonos sus deudas, que ellos no habían tramitado, ya que los créditos fueron gestionados por Griebeler Marshall sin que los afectados estén al tanto.
El monto estimado de la estafa a estos colonos oscila los USD 36 millones. Solo uno de los casos que fueron a juicio, donde resultó víctima Marino Raiter, es de USD 4 millones. El otro juicio fue por la falsificación de la firma de Antonio Marques Mombach en un cheque de USD 500.000.
Muchos colonos tuvieron que ceder sus bienes o terrenos a favor del agrosilo para saldar las cuentas contraídas a raíz de la falsificación de sus firmas.
Todas estas operaciones fraudulentas de Vanilson quedaron demostradas en los juicios orales que efectivamente las firmas fueron falsificadas en cheques, actas notariales y pagarés, por lo que el braseileño fue condenado a tres y nueve años de prisión.