Los mares “están amenazados” y “su función reguladora del clima está siendo alterada”, por lo que la aplicación de los tratados internacionales no puede retrasarse indefinidamente, insiste en una entrevista con EFE el responsable de Ccmar, uno de los centros punteros de investigación marina en Portugal.
“Hay que intentar alcanzar aquellas metas acordadas en los periodos acordados”, afirma en referencia a pactos como el Acuerdo de París y en una exhortación dirigida a las delegaciones que participarán entre el 27 de junio y el 1 de julio en la Conferencia convocada en Lisboa.
Este encuentro, recuerda, tiene como objetivo llegar a “acuerdos mínimos” incluso entre países en conflicto, pero reconoce que los entendimientos se vuelven “mucho más difíciles” si hay inestabilidad política.
Por ello, “para el bien de todos, tenemos que acabar con las guerras y llegar a acuerdos”.
Lea más: La protección del 30% del océano y su biodiversidad, vital para el planeta
El experto portugués recuerda que los océanos son capaces de almacenar tal cantidad de energía que determinan el clima y el calentamiento global y el deshielo de los polos deja efectos que, asegura, ya notamos.
“Incendios, lluvias torrenciales inesperadas... Estas alteraciones y una mayor variabilidad del clima ocurren a niveles de los océanos” y que afectan a todo el globo, explica.
La contaminación de áreas marinas con residuos y vertidos, regiones oceánicas sin oxígeno y donde no puede existir la vida, expansión de especies invasoras y erosión de las costas son también fenómenos que derivan en la pérdida de recursos y de biodiversidad en el medio donde comenzó la vida en la Tierra.
El papel de la divulgación científica
Ante esta situación, defiende el papel fundamental de la ciencia y la divulgación, en un momento en el que la sociedad tiene cada vez más acceso al conocimiento.
“La ciencia tiene que colocar la verdad a disposición de la sociedad” y esto debe servir de “base” para las decisiones políticas, alega.
Los expertos no solo analizan el impacto negativo de la actividad humana, buscan también formas más sostenibles de usar los recursos para la sociedad.
Por ejemplo, desde el Ccmar estudian la evolución de los “stocks” de peces y crustáceos o potenciales productos marinos que pueden ser utilizados como medicamentos, entre otras utilidades.
Invertir en los océanos es más difícil que en el medio terrestre y más costoso, pero cada vez hay más interés de usar el océano de forma sostenible, confía Canário, que defiende que los países más desarrollados deben “ayudar” en mayor medida.
El especialista luso confía en que la Conferencia de Lisboa permitirá alcanzar entendimientos sobre la protección de la biodiversidad, aunque admite que será difícil llegar al objetivo de proteger el 30% de los océanos en 2030.
No obstante, y aunque los compromisos adquiridos en este foro no son de obligado cumplimiento, se espera un apoyo general a la llamada Declaración de Lisboa, que recogerá las líneas de un consenso global para facilitar la conservación del océano y sus recursos.
Delegaciones de cerca de 150 países y una veintena de jefes de Estado y de Gobierno participarán desde mañana en esta II Conferencia de los Océanos.