29 abr. 2025

Con Lula preso y la multiplicación de candidatos se complican las elecciones

La legislación inhabilita electoralmente por 8 años a condenados en segunda instancia, como es el caso del líder más emblemático en la historia de Brasil, pero el PT asegura que irá hasta las últimas instancias judiciales.

Detención.  El encarcelamiento de Lula generó unas imprevisibles elecciones presidenciales.

Detención. El encarcelamiento de Lula generó unas imprevisibles elecciones presidenciales.

EFE

RÍO DE JANEIRO - BRASIL

La detención del ex presidente Lula Da Silva y la multiplicación del número de candidatos, hasta ahora 16 confirmados, hacen de las elecciones presidenciales de octubre en Brasil las más imprevisibles desde que el país recuperó la democracia en 1985.

“La prisión del líder en todos los sondeos de intención de voto y la incertidumbre sobre si podrá disputar las elecciones incentivan a otros candidatos y fragmentan aún más un escenario electoral que ya era complicado”, dijo Michael Mohallem, especialista en ciencia política de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Además de los 16 aspirantes que ya fueron oficialmente presentados como precandidatos, aún hay formaciones que no han definido sus aspirantes, incluso el propio partido en el Gobierno, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) del presidente Michel Temer, y tienen plazo hasta agosto para hacerlo.

“Todo eso hace totalmente imprevisible el resultado de las elecciones. En los últimos 24 años las elecciones estuvieron polarizadas por dos partidos, que se turnaron en la presidencia, pero ahora ni esas dos formaciones parecen fuertes”, dijo Mohallem.

El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) venció en 1994 y 1998 con Fernando Henrique Carodoso y el Partido de los Trabajadores (PT) en 2002, 2006, 2010 y 2016, las dos primeras con Lula y las siguientes con su ahijada política, Dilma Rousseff.

Las elecciones de 2018 se aproximan por su grado de imprevisibilidad a las de 1989, las primeras después del fin de la dictadura militar (1964-1985) y en las que un sorprendente Fernando Collor venció en segunda vuelta a Lula cuando igualmente había un elevado número de candidatos. Pese a que el PT dijo que mantendrá la candidatura de Lula incluso con su aspirante en la cárcel, la formación aún tiene el desafío de inscribirlo debido a que legalmente está inhabilitado.

La legislación inhabilita electoralmente por 8 años a condenados en segunda instancia, como es el caso del considerado líder más emblemático en la historia de Brasil, pero el PT asegura que irá hasta las últimas instancias judiciales para inscribirlo. Esa dificultad hizo que los partidos de izquierda que fueron históricos aliados del PT anunciaran candidatos propios.

En los últimos sondeos el líder socialista tiene el 34% del favoritismo y el ultraderechista el 16%, pero Bolsonaro tiene un alto índice de rechazo, de más del 50%. Bolsonaro, además, tiene que disputar votos en la centro-derecha con otros candidatos más viables como Geraldo Alckmin, que el viernes renunció a la gobernación de São Paulo para poder disputar por el PSDB, y quien sea elegido por el MDB, que aún no decidió entre el propio Temer, que ya admitió su deseo de intentar la reelección, y su ministro de Hacienda Henrique Mierelles. Otros aspirantes de centro y derecha ya anunciados como precandidatos son el ex presidente Fernando Collor, por el Partido Laborista Cristiano; el senador Álvaro Dias, por Podemos; el ingeniero Joao Amoêdo, por el partido Novo; el abogado José Maria Eymael, por el Partido Social Demócrata Cristiano; el periodista Levy Fidelix, por el Partido Renovador Laborista Brasileño; y el economista Paulo Rabello de Castro, por el Partido Social Cristiano.