“Es un verdadero día peronista”, apuntó con júbilo Axel Kicillof, candidato a la reelección como gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país y uno de los principales graneros de voto peronista.
Lo cierto es que el sol brilló toda la tarde sobre el Estadio Julio Humberto Grondona -la cancha de Arsenal Fútbol Club- en la localidad de Sarandí, perteneciente al partido de Avellaneda, uno de los principales bastiones del peronismo en Buenos Aires.
Massa y Kicillof reivindicaron las políticas de intervención estatal en los ámbitos de la educación, la construcción de infraestructuras o la reducción de la inflación.
Todo ello en un acto multitudinario -los organizadores cifraron en 40.000 el número de asistentes y en 20.000 los que no pudieron acceder al recinto- que contó, sin embargo, con una ausencia destacada, la de la actual vicepresidenta y exmandataria argentina Cristina Fernández (2007-2015), omnipresente, eso sí, en todos los discursos pronunciados durante el acto.
De la misma manera, las menciones a los líderes espirituales del movimiento peronista, el general Juan Domingo Perón y su primera esposa Eva Duarte ‘Evita’, fueron constantes en un día en el que se conmemoró el 78º aniversario de las manifestaciones populares que originaron el peronismo, un movimiento que sigue atravesando toda la política argentina.
“Creemos en una sola clase de hombres y mujeres, los que trabajan”, proclamó Massa, despojado de cualquier atisbo de institucionalidad y renunciando incluso al atril, para dirigirse a los asistentes desde una pasarela en el centro de un estadio superpoblado de banderas, pancartas y lemas partidistas.
El nombre del ministro de Economía, que fue intendente de la ciudad de Tigre (en el norte del conurbano) entre 2007 y 2008 y después entre 2009 y 2013, no consiguió arrancar tantos aplausos como cabría esperar en las horas previas al inicio del acto, y se diluyó entre versiones peronistas de canciones contemporáneas.
“Soy bonaerense por elección y por condición. Sé que el domingo (22 de octubre), gran parte del triunfo va a ser producto del esfuerzo, del trabajo y del resultado de los compañeros y compañeras de la provincia de Buenos Aires. Gracias Axel, de verdad, por el trabajo de estos meses”, concluyó Massa, antes de fundirse en un abrazo fraternal con Kicillof, mucho más cercano que él al kirchnerismo, una corriente que llega algo desdibujada a la cita con las urnas de este domingo.
En este sentido, encabezar la lista de unidad de la candidatura peronista podría ser sólo un primer paso para Massa, que reiteró hoy en Sarandí su intención de conformar un gobierno de unidad nacional en Argentina a partir del próximo 10 de diciembre, fecha en que asumirá el Ejecutivo resultante de las elecciones del 22 de octubre.
Pero para comenzar a hablar de gabinetes, el peronista deberá superar en las urnas a sus cuatro rivales y especialmente a los dos que podrían arrebatarle su victoria, la candidata opositora de la coalición Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, y el economista libertario y máximo favorito a ocupar la Casa Rosada tras los comicios, Javier Milei.
“La dignidad en Argentina no es un negocio, es un derecho (…) ¡Para que haya libertad tiene que haber libertad de opinión!”, agregó Kicillof en referencia al ideario del líder de la fuerza política de ultraderecha La Libertad Avanza, justo antes de reivindicar los habituales motivos peronistas y apelar al carácter fundamental de la “doctrina”.
Para entonces, un público algo cansado por las largas colas de acceso al estadio y los tiempos de espera, ondeaba sus banderas con más automatismo que emoción.
A menos de cinco días para que culmine la primera parte de la campaña -la victoria de un candidato este domingo en primera vuelta es posible, pero poco probable de acuerdo con los sondeos-, el peronismo comenzó este martes a pisar el acelerador para tratar de avivar con su consabida y seductora retórica la llama del electorado.
Fuente: EFE.