Rosalía Ciciolli - rcicioli@uhora.com.py
A Diego Melgarejo (23) se lo puede definir como “el genio del emprendedurismo”, pues abrió su primer negocio de comida rápida con tan solo 19 años, en su Villarrica natal, ciudad de la que salió a los 18 años para estudiar gastronomía en Buenos Aires (Argentina).
Al volver, después de un curso intensivo de seis meses y con todo un bagaje de conocimientos culinarios a cuestas, decidió abrir un pequeño restorán, al que llamó PuntoChef, a donde llegaban los villarriqueños a probar sus exquisitas hamburguesas y sándwiches de lomito.
A tan corta edad, Diego se fijó como meta elevar a lo más alto la nutrida gastronomía de Villarrica, para demostrar a propios y extraños que en su ciudad natal se pueden elaborar menús de la más alta calidad y sabor.
El joven chef se animó a emprender en el rubro gastronómico gracias a su familia, pues su abuela ya se había dedicado a la cocina, al igual que su padre, que prestaba servicios de cátering para eventos en su ciudad.
“Yo nunca me había involucrado en las actividades de mi abuela ni de papá porque era muy chico, pero sí tengo recuerdos de esos tiempos, que me nutrieron desde mi infancia hasta llegar al momento en que decidí emprender. Al concluir mis estudios secundarios, mi familia me propuso ir a estudiar gastronomía a Buenos Aires, y hasta allá fui. Me recibí y retorné a Villarrica; ni bien llegué, decidí abrir PuntoChef, empecé con un local chico, con apenas 4 a 6 mesas y apuntando sobre todo al servicio de delivery. Al principio, tuve mucha ayuda y la guía de mis padres. Sin ellos, esto hubiera sido imposible”, reconoce Diego.
La calidad del menú
Desde el principio, el joven chef decidió priorizar la calidad de su menú, por sobre todas las cosas. Comenzó ofreciendo comidas rápidas y con el transcurrir del tiempo fue considerando otras opciones más elaboradas, hasta llegar al amplio menú que incluye hoy en su variada carta de platos. “Tenemos un plato para cada gusto y para todo tipo de personas, desde hamburguesas, lomitos, pizzas, comida mexicana, picadas, platos a la carta, menú vegetariano, entre otras variadas opciones”, comenta.
Para abrir su primer local, Diego analizó en primer lugar el concepto que quería desarrollar con PuntoChef, a qué público iba dirigido y qué tipo de menú ofrecería a sus comensales. Luego, con base en toda esa información reunida, decidió armar la carta, la infraestructura del local y la decoración acordes con el concepto que quería desarrollar.
El joven chef reconoce que montó su primer local gracias a la ayuda económica de sus padres, quienes pusieron toda su fe en la capacidad de su hijo, para que él empezara a construir su sueño de contar con su propio restorán.
Aprender para emprender. Diego relata que logró emprender con éxito gracias a lo aprendido en la Escuela de Gastronomía de Buenos Aires, en donde aprendió a elaborar todo tipo de platos.
“Luego, las demás cosas que conllevan manejar un local de comidas, lo fui aprendiendo con la experiencia y el día a día”, señala el joven.
Asume que al principio le costó bastante dominar las riendas de su negocio, más que nada por su corta edad, y, sobre todo, le costaba manejar los recursos humanos a su cargo. Cuando empezó en su primer local, contaba con seis personas trabajando. Luego de dos años y medio, decidió mudarse a un espacio más amplio, en donde funciona hasta hoy PuntoChef, que creció tanto que ahora dirige a 25 colaboradores. “Quiero que PuntoChef siga creciendo; estamos por cumplir 5 años y desde el principio nunca dimos un paso atrás, gracias a Dios, siempre para adelante”, comenta.
La meta de Diego es que PuntoChef se convierta en uno de los máximos referentes gastronómicos de Villarrica y todo el Guairá. “Me gustaría expandir la marca a otros lugares, como a Asunción, por ejemplo”, asegura, decidido, el emprendedor.