Rigoberto Ariel Yépez-García, gerente de Energía e Infraestructura del BID, estuvo de visita en el país hablando de los proyectos apoyados por el banco. En esta entrevista habla del Paraguay, de la situación de los hidrocarburos, del potencial eléctrico nacional y del déficit en infraestructura.
–¿Qué piensa de la crisis actual con relación a los combustibles fósiles?
–El conflicto en Ucrania lo que ha hecho es afectar los suministros de petróleo a nivel global y, como consecuencia de esto, el procesamiento del petróleo y la producción de derivados. Como es un mercado integrado a nivel mundial, eso afecta obviamente el precio del petróleo y el precio de sus derivados, y a todas las regiones del mundo (…). ¿Qué desafíos implica esto para los países de la región? En Latinoamérica no tenemos países que sean completamente ganadores, o completamente perdedores, depende del balance neto cuando hablamos de la producción de petróleo (…). Los que importan más de lo que exportan son mayoría, y esto tiene un impacto al incrementarse el precio de los derivados de petróleo, un impacto negativo en su balance comercial, en el incremento de precios de los energéticos, y en algunos países que deben importar el petróleo y subsidiar el precio tiene un impacto incluso negativo en su déficit fiscal.
–¿Cómo resolvemos esta crisis?
–Hay dos tipos de soluciones: Como todos los casos soluciones de corto, mediano y largo plazo. Cuando estás hablando de soluciones de corto plazo el espacio es relativamente limitado para reaccionar, pero lo que tienes que buscar es la forma de hacer eficiente o reducir el consumo de los combustibles porque afectan directamente al bolsillo (…). Y la otra es –realmente la gran oportunidad para el mundo, y para Latinoamérica y el Caribe en particular–, que nos demos cuenta que este gran incremento en los precios del petróleo, que siempre es latente (…), te obliga a pensar cómo me puedo adaptar en el largo plazo para no ser una víctima de lo que está ocurriendo en este mercado. Y una forma de hacer eso es lo que están haciendo muchos países, antes de la crisis de precios, que era moviéndose a una transición energética que les permita una mayor participación de energía renovable en su matriz de generación y en su matriz de uso de energía en el país.
–¿Y allí Paraguay tiene una característica especial?
–Paraguay tiene una gran virtud que le caracteriza a nivel mundial, porque es un exportador neto de energía renovable. Ningún país puede darse ese mérito, porque Paraguay tiene un balance generador de electricidad positivo con energía renovable, con generación hidráulica (…), pero también abre un espacio para reflexionar y decir por qué no pienso, por ejemplo, en ir más allá de proveer consumo eléctrico con energía renovable solo para ciertas necesidades, y pienso por ejemplo en la electromovilidad (…). Actualmente la electromovilidad está ganando más fuerza porque el cambio tecnológico está dando más espacio a que el transporte en vehículos eléctricos sea cada vez más parecido, en términos económicos, respecto de la solución tradicional con vehículos que funcionan utilizando gasolina o diésel.
–¿A propósito, a Paraguay le conviene plantear la creación de industrias electrointensivas, teniendo competidores como Brasil y Argentina, con industrias ya desarrolladas?
–Son varias opciones. Mira, ¿qué vemos nosotros como una oportunidad interesante para el caso de Paraguay? Obviamente también tienes esto que decías de precios de la electricidad bastante atractivos o interesantes en otros países. Pero de nuevo cuenta, por el excedente energético que ustedes tienen en Paraguay, los pone en una situación de privilegio, de poder ofrecer suministro eléctrico a precios muy competitivos y atractivos para la industria, que puede dar lugar a que las empresas que son intensivas en el uso de la electricidad esten interesadas en poder utilizarla en Paraguay. Te voy a poner un ejemplo muy particular, que no tiene que ver con una necesidad de ahora, sino un mercado que se va a estar creando de ahora en adelante, que es el hidrógeno verde. Varios países que están pensando en consumir hidrógeno verde, ven a Paraguay como una oferta interesante para hacer ese suministro en los años por venir (…). Hay un desafío también y el desafío es el tema logístico para el desplazamiento de ese hidrógeno. Como Paraguay no tiene costas, el desplazamiento físico se tendría que hacer primero en ruedas y eventualmente en costas, porque muchos de los países que están interesados en hacer eso son países en Europa.
–¿Es una oportunidad también para Latinoamérica?
–Los países a nivel global, en Europa sobre todo, están pensando en fuentes alternas de oferta que no tengan que ver con el mercado ruso, y eso posiciona muy bien en general a Latinoamérica como una zona de limitado o bajo conflicto, en el que los países no tienen que estar preocupándose de que puede haber una guerra que interrumpa el suministro del abasto que ellos están requiriendo para un commodity en particular. Entonces, ese es uno de los atractivos como región, pero lo otro es que en algunos países como Paraguay tenemos una ventaja competitiva en el suministro de ciertos bienes, como el caso de la electricidad, porque acá la electricidad es mucho más barata que en otros lados, por la forma en que se genera. Creo que esa es una ventaja natural, competitiva, que le puede dar un gran espacio a Paraguay para pensar en cómo aprovechar ese potencial para seguir generando con electricidad renovable.
–¿Paraguay tiene que revisar el Anexo C de Itaipú, que comparte con Brasil; debe buscar abaratar su energía y traerla o buscar una mayor compensación de Brasil?
–Es una pregunta, desde una perspectiva económica, compleja. No es una respuesta sencilla. Lo que nosotros vemos, independientemente de los agentes que esten en la negociación, es que lo que siempre tiene que prevalecer, en términos de sostenibilidad en el largo plazo, es que se piense las compensaciones asociadas a la provisión de los servicios vinculadas al costo económico de la provisión de ese servicio: Electricidad o cualquier otro energético (…). Ahora, el tema importante es cómo consideras el concepto económico, que no está basado solamente en el costo contable, está basado en el costo de oportunidad, y eso tiene que ver con cuánto podría costar suministrar esa misma energía si no existiera esta planta de generación.
–¿Entonces hay que apostar por la integración regional eléctrica?
–La integración regional lo que permite es el intercambio de energía de manera efectiva y eficiente entre los países. Lo mismo que está pasando ahora actualmente en el caso de Paraguay, que exporta electricidad a Brasil y Argentina, lo mismo lo vemos a nivel de toda la región, en el sentido de que los países pueden estar exportando en algunos momentos sus excedentes eléctricos a otros países que en ese momento no tienen excedentes y, a la inversa, no va a ser el caso de Paraguay, pero en el caso de otros países que pueden estar importando en el momento en el que algún otro país que es vecino y con el cual está interconectado está generando a un costo más bajo. Esa es la gran virtud de la interconexión eléctrica a nivel de la región. Lo que hemos visto, y hay estudios técnicos que demuestran eso, es que hay una complementariedad entre la energía renovable y la integración, porque la integración lo que te permite es aprovechar esa complementariedad de las diferentes fuentes de generación renovable entre diferentes regiones. En algún momento puedes tener una región que tiene generación eólica, en la otra no, y a la inversa.
–¿Por otro lado, el Foro Económico Mundial recordaba que Paraguay tiene un déficit en infraestructura de USD 21 mil millones, cómo hacer para combatir ese déficit?
–Hay varios temas. Los países, no solo Paraguay sino a nivel global, están pasando en este momento –después de la pandemia– por una situación de limitado espacio fiscal para poder llevar adelante proyectos de infraestructura. Y todos somos conscientes de la brecha que existe para poder hacer más infraestructura en los países. Ante esta situación de coyuntura en la que tienes países con limitados márgenes de presupuesto para poder invertir en más infraestructura, y ante esta necesidad de más infraestructura para cerrar la brecha, el espacio que siempre puede ser cubierto con participación del sector privado es buscar los mecanismos para que ellos puedan participar y tengan el apetito para participar. Hay diferentes opciones, una opción directa es aquella que está vinculada a los mecanismos de APP, otra los esquemas de concesiones, el denominador común en todos los casos es que identifiques las áreas de oportunidad para que haya una mayor participación del sector privado en el tema de infraestructura. La brecha está ahí, y ahí va a seguir. Lo que se ha visto a nivel global es que los gobiernos no necesariamente van a tener el espacio para poder cerrar esa brecha. Ahí es fundamental pensar, desde el papel del Gobierno, cómo poder habilitar los espacios regulatorios, jurídicos, para que haya un mayor apetito para venir a proveer esas soluciones de infraestructura (...). Hay un reto también en tratar de ver cuáles son los incentivos y las regulaciones que se deben establecer para hacerlo atractivo.
–¿Paraguay está con un ritmo de USD 500 millones de deuda anual para tratar de cubrir el déficit, está bien?
–El endeudamiento está bien en la medida que sea sostenible (...). Tiene sentido poder seguir haciendo eso si sabemos que la rentabilidad en el futuro va a compensar el costo de la deuda en este momento. Pero cuando tienes sectores en los que naturalmente haya apetito del sector privado para participar, por qué no dejas ese espacio abierto, y ocupas al Gobierno de las cosas que naturalmente están en su mandato, que es hacer el trabajo en la parte social. El limitado espacio que en algunos casos están teniendo los países para atender estas necesidades que son intrínsecas a la política pública, la producción de servicios de salud, de servicios educativos, seguridad, y que nadie más las va a poder proveer como el Estado. Tienes que pensar en cómo priorizas la provisión de estos servicios que son naturales al servicio del Estado, o el tema de la infraestructura, creo que es un poco lógico pensar que te concentres en los primeros. Y si no tienes recursos suficientes para avanzar en la agenda de proveer más infraestructura, tienes que pensar en otras opciones, y esas opciones son, reitero, la parte del sector privado.
–¿Cómo están los planes del BID para Paraguay en infraestructura y energía?
–Lo que hemos estado haciendo es acompañar los esfuerzos del país en temas de infraestructura, con proyectos de agua y saneamiento, con proyectos de energía, y con proyectos de transporte. Trabajamos muy bien en Paraguay porque lo que hacemos es no solo apoyar en la parte de financiamiento, sino también en algo que nosotros consideramos de mucho valor agregado del Banco, que es el apoyo con cooperación técnica para poder hacer buenos proyectos de infraestructura, para poder establecer buenos marcos institucionales y regulatorios que permitan una buena provisión de servicios. Allí es donde vemos mucho del valor agregado que damos en el Banco, y tenemos la oportunidad y el espacio para hacerlo. Obviamente también siempre la gratitud de la generosidad del Gobierno para pensar en nosotros para ayudarlos en ese tipo de apoyo con cooperación técnica. Nosotros (...) gustosos de seguir proveyendo cuando se requieren soluciones que tengan que ver con capacidad técnica y financiamiento. Pero también hago ver que el financiamiento que da el Banco no solo está pensado en financiamiento al sector público, sino también al sector privado. Tenemos una ventanilla que se llama BID-Invest, que está teniendo mucho dinamismo en los últimos años porque la región lo está pidiendo, en el financiamiento de proyectos para el sector privado de infraestructura, y ahí en el Banco no tenemos una preferencia por decir tiene que ser privado o público, es una decisión del Gobierno, pero lo que sí pensamos es que cuando los espacios fiscales son limitados, la solución natural, o el aliado natural para ayudar a los países a cubrir la brecha de infraestructura es el sector privado.
–¿Qué pasó con el Metrobús, un proyecto ambicioso y truncado con especial colaboración del BID?
–Lo que nosotros estamos viendo es cómo apoyamos al Gobierno en función de las necesidades que ellos identifican como las más importantes, y estamos siempre dispuestos a venir a apoyar en esa agenda de trabajo. Lo que todo el tiempo estamos haciendo, con cada uno de los países, no solo con Paraguay, es que con el tiempo van cambiando las necesidades de los países, y la gran virtud que tenemos en la forma que trabajamos en el Banco es que somos muy flexibles para atender las necesidades que los mismos gobiernos nos plantean. En la medida que el ejercicio ya se hizo al interior del país para ver cuál es la solución más adecuada, para atender un tipo de necesidad, siempre tenemos y buscamos la flexibilidad para ayudarles con la solución que nos están pidiendo. Nunca somos cerrados a decir “esta es la solución única”, “esta es la forma en la que se tienen que hacer las cosas”, más bien lo que buscamos es tener un diálogo muy fluido con nuestra contraparte.
–¿El Metrobús fue o sigue siendo una oportunidad en ese sentido?
–Es algo que se está considerando. Estamos bueno ahí dependiendo de lo que nos diga el Gobierno para ver cómo podemos acompañar. Por el lado del Banco, y por eso nos dicen el banco amigo, no llegamos con nuestras contrapartes a darles recetas de cómo tienen que hacer las cosas, lo que hacemos es procurar ser muy sensibles, escuchar cuáles son sus necesidades, y, dadas las necesidades que nos plantean los países en la región, tratar de ofrecerles soluciones, que desde una perspectiva técnica, social, financiera, ambiental, son soluciones sostenibles en el largo plazo. La decisión al final la implementa el país (...). Procuramos, porque sentimos que esa es nuestra responsabilidad, es ayudar a los tomadores de decisiones con información para que ellos puedan tomar una decisión bien informada en política pública.
Paraguay tiene una gran virtud que le caracteriza a nivel mundial, porque es un exportador neto de energía renovable (...) por qué no pienso, por ejemplo, en la electromovilidad.
Un mercado que se va a estar creando es del hidrógeno verde. Varios países que están pensando en consumir hidrógeno verde, ven a Paraguay como una oferta interesante para hacer ese suministro.
Con limitados márgenes de presupuesto para invertir en más infraestructura (...) hay diferentes opciones, aquella que está vinculada a los mecanismos de APP, y los esquemas de concesiones.
Dilatada trayectoria
Rigoberto Ariel Yépez-García es gerente de Infraestructura y Energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fue jefe de la División de Energía en el BID, y economista senior de Energía en el Banco Mundial y director de Planeación Económica en Petróleos Mexicanos (Pemex). Asimismo, trabajó en la Secretaría de Hacienda de México. Es doctor en economía por la Universidad de Chicago y fue condecorado con el Premio Nacional de Economía del Banco Nacional de México.