Luego de más dos décadas, el cantante mexicano Cristian Castro volvió a reencontrarse con su público guaraní, aquel que, según sus palabras, extrañó profundamente. La cita fue en la noche del último viernes, en el Centro de Convenciones de la Conmebol, con una treintena de canciones en un show de dos horas, iniciado a las 22:00.
Vestido de esmoquin, con una cabellera clara y peinada con el viento, Castro comenzó su extenso repertorio con la canción Amor eterno, incluida en su primer disco Azul, del 2001, para proseguir con Déjame contigo. Entre el intenso griterío de los presentes, se escuchó a un emocionado artista saludando: “¡Buenas noches, Asunción!, ¿cuánto tiempo ha pasado? (…) la última vez que estuve aquí canté en el club Sol de América, ¿todavía existe?”, preguntó para proseguir con París es una trampa, canción de su nuevo disco, lanzado hace un mes.
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Acompañado en escena por ocho músicos, dos coristas, juego de luces y un apoyo audiovisual, Castro prosiguió la velada con sus éxitos Amor, Si me dejas ahora y Lo que no fue, no será. La interacción con su público, que lo esperó paciente por más de 27 años, fue constante, cálida, como si el tiempo jamás hubiese trascurrido.
Posteriormente a los gritos eufóricos y el vozarrón que, hasta la fecha, mantiene el hijo de Verónica Castro, se vinieron unos covers del difunto José José, Gavilán o paloma, La nave del olvido y El triste. “Lo quiero traer a él, que ya no está y sé que lo quisieron mucho en Paraguay”, manifestó el artista, para proseguir con Es mejor así y Dame la llave de tu corazón, banda sonora de la teleserie argentina Lobo.
Recordó a su esposa paraguaya
“Me quiero casar de vuelta con una paraguaya, los quiero mucho, Asunción, gracias”, expresó para luego recordar a su ex esposa, la compatriota Gabriela Bo, con quien contrajo nupcias en el 2003. Seguidamente, dijo que una de sus coristas fue elegida porque “se le parecía” e invitó a los presentes a cantar con él el tema, Así era ella, el cual se lo dedicó a “la famosa Gaby que perdió”, sostuvo. Esto causó el grito y los aplausos desenfrenados de sus seguidores.
Entre interacciones jocosas, sutiles y algún que otro mal chiste, Castro se paseó por el escenario desplegando una calidad vocal única, aquella que lo catapultó a ser uno de los mexicanos más queridos desde hace más de tres décadas. El cantante no dio tregua y dio un mensaje: “No lloren más chicas, los que lloramos, somos nosotros, los papeles se cambian”, señaló para dar paso a uno de sus más grandes éxitos, Lloviendo estrellas.
La noche se volvió melancólica y emotiva, cuando el cantautor homenajeó a las madres y abuelas del público, con un “Dios las cuide siempre”, dio paso a Verónica, Mi bien amada y yo, canciones dedicadas a su madre y abuela, momento en el que se proyectaron las fotos de su familia en pantalla gigante.
La noche, a pesar de algunos pequeños problemas de sonido, continuó con Lo mejor de mí, Amaneciendo en ti, No hace falta, Cupido y Yo quería.
A mitad del concierto, el mexicano buscó entre el público a chicas que estén vestidas de azul y dos fueron las afortunadas para subir al escenario para cantar en coro la canción que lo catapultó al éxito mundial, Azul.
Lloran las rosas, Simplemente tú, Ángel, Por amarte así, Volver a amar y Yo no nací para amar, canción del también difunto Juan Gabriel, cargaban la noche de suspiros, gritos y barullo en el salón, que quedó pequeño ante tantos seguidores.
“Quiero decirles que los extrañé. ¡Muchísimas gracias, Paraguay!, ¡Asunción, gracias!”, “Es mi lugar favorito, ya no me quiero ir”, comentó el artista ya con un cambio de vestuario, más fresco, más de casa. La noche estaba llegando a su fin con los temas Te llamé, Vuélveme a querer, Mañana, Nunca voy a olvidarte y No podrás.
Como broche de oro y ya con un toque de cumbia, Castro cerró el show con las canciones Si me ves llorar por ti, Amante de ocasión y Una y mil veces. “¡Muchas gracias, Asunción! ¡Nos vemos pronto! ¡Gracias!”, reiteró, fervoroso, un Cristian que demostró en la pista de baile unos pasos prohibidos y no decayó ante un show que dejó con ganas de ver más a los presentes, que sin duda lo volverán a esperar muy pronto en Paraguay.
Recuerdos al corazón
Blanca Alvarenga, más conocida como Blanqui, llegó junto con su nieta Sofía Ramírez hasta la Conmebol con el sueño de reencontrarse con Cristian Castro. Alvarenga portó en sus manos dos carteles, donde se podían ver fotografías de ella y su nieta, que en aquel entonces era una bebé con Cristian Castro.
Para sorpresa de los presentes, la mujer fue la manicurista del cantante mexicano y su familia en 2003, cuando llegó al país para el matrimonio con Gabriela Bo, relación que terminó al año siguiente.
“Yo le hice su manicura en febrero y marzo a él y toda su familia. Me llevaron a la boda, esa fue la última vez que lo vi. Mi nieta (muestra una foto) es la que está en brazos de Cristian cuando era ella una bebé. Estoy muy emocionada, ojalá nos vea”, dijo contenta a Última Hora.
Entre el público, también se pudo ver a varias generaciones juntas: abuelas, madres e hijas compartiendo el amor hacia el artista. Varias de ellas, recordando el concierto que brindó el mexicano hace 27 años en Paraguay.