Y es que para Lilián Fariña, propietaria de un local de belleza, ubicado a escasas cuadras de la Basílica de la localidad de Caacupé, Departamento de Cordillera, embellecer la imagen que corona su negocio se ha convertido desde hace siete años en una tradición.
Sin embargo, esta costumbre, hasta ahora solo conocida por sus clientes y allegados, se ha convertido de un momento a otro en un fenómeno viral.
La razón: un video que ella misma grabó y difundió en las redes sociales. En él se observa una imagen de una virgen acostada sobre una silla para lavar cabellos en una peluquería y luciendo luego sus rizos perfectamente definidos.
El video, que ya ha superado el millar de reproducciones, empujó a Fariña a una inesperada fama.
“Le emocionó mucho a la gente y por eso empezaron a compartir”, afirmó a EFE esta mujer que suele subir a las redes sociales videos para promocionar los trabajos que realizan.
Su historia, como la de miles de fieles y devotos de la Virgen de los Milagros de Caacupé, se remonta a una súplica que ella asegura que la virgen escuchó.
Testimonio
En su caso, una inversión puso en peligro las finanzas de su familia y ella pidió la intervención divina.
“Yo le dije a la virgencita: ‘Ayúdame y yo voy procurar hasta donde pueda, día y noche”, relató con emoción Fariña, quien recuerda haber pedido trabajo y salud para pagar sus cuentas y cumplir con sus objetivos.
Esto lo logró al cabo de un año y medio. Por ello, hizo realidad la promesa de tener su propia imagen.
“Salimos otra vez adelante y ahí dije: ‘La virgencita tiene que estar en mi local, acompañándome siempre’ y así fue”, explicó.
También agradece a la Virgen por la salud de su hermana y su mamá, quien fue diagnosticada de pancreatitis y se recuperó.
La imagen, que ya cumple siete años, luce una larga cabellera natural, algo que Fariña considera debe ser así porque está en una peluquería.
“Cada año le cambiamos su vestimenta, el cabello, le peinamos, con sus rulitos y le tratamos muchísimo su cabello”, relata.
Cuidado esmerado
El tratamiento puede demorar hasta tres horas y media, con la intención de que el peinado se mantenga intacto un año.
Además, la vestimenta de la imagen ataviada de blanco con una capa azul adornada con aplicaciones en color oro se renueva en los días previos al 8 de diciembre.
Esta celebración religiosa atrae a miles de católicos a la ciudad de Caacupé, ubicada a unos 58 kilómetros de Asunción, y es una de las peregrinaciones más importantes de Sudamérica.
El personal del spa, encabezado por su propietaria, también se une cada a la peregrinación hasta la Basílica.
Este año caminaron luciendo una camiseta (remera) azul y llevando unas pequeñas réplicas de la Virgen, todas con hermosas cabelleras, que son obsequiadas entre quienes los acompañan en la visita a su patrona.
Caacupé ha vuelto a recibir masivamente a los creyentes después de dos años de restricciones debido a la pandemia.
Fariña invitó a los fieles a visitar a la Virgen de Caacupé y confiar en que, con la bendición de ella, “todo va a salir bien”. EFE