Cada visita a su parcela es un testimonio de dedicación. A pesar de su edad, mantiene su pequeña chacra en óptimas condiciones, produciendo alimentos, como poroto y mandioca, que comparte con su familia. Su compromiso con la agricultura no solo asegura el autoconsumo, sino que también representa un estilo de vida que, según él, es clave para su longevidad.
“Gracias al trabajo en la chacra, he llegado hasta aquí y voy a seguir hasta el último”, afirma con orgullo, a pesar de los desafíos que enfrenta. Aunque tanto él como su esposa reciben la pensión de la tercera edad, no abandona su vínculo con la tierra, un legado que considera invaluable.
Sin embargo, no todo es esperanza en el campo. Don Graciano lamenta las adversidades climáticas que complican el trabajo agrícola. La falta de lluvias, el viento sur persistente y el suelo degradado afectan la productividad de los cultivos, una realidad que comparte con muchos agricultores de la región.
Semillas que germinan. Aun así, don Graciano sigue siendo un ejemplo vivo de perseverancia, demostrando que el amor por la tierra y el esfuerzo constante son semillas que germinan incluso en los terrenos más difíciles. “No quiero perder la tradición de contar con la mandioca en la familia, lo peor en el campo es no tener este producto en la mesa” dijo Alfonso.
Tiene 4 hijos todos grandes que le recomiendan dejar el trabajo de la tierra, pero él sostiene que su descanso está en la chacra.
La agricultura individual en el distrito de Loreto, al igual que en todo el Departamento de Concepción, enfrenta una decadencia preocupante. Mientras los comités organizados logran prosperar en la horticultura gracias a la implementación de infraestructuras más costosas, los pequeños agricultores que trabajan de manera independiente quedan rezagados y olvidados del apoyo estatal.
Don Graciano, de 85 años, es un claro ejemplo de esta realidad. A pesar de su avanzada edad, sigue trabajando arduamente la tierra para garantizar el sustento diario de su familia. Sin embargo, su camino ha sido difícil. Nunca ha recibido apoyo estatal para mejorar el suelo, adquirir semillas de calidad o implementar tecnologías.
Este agricultor, que lleva décadas cultivando bajo condiciones adversas, asegura que un sistema de riego podría transformar por completo su producción, “podría sembrar más, cosechar mejor y hasta aliviar mi trabajo”, comenta.
