La sentencia fue dictada el lunes por el juez federal criminal Marcelo Bretas, que también le impuso al empresario como sanción el pago de una multa por 53 millones de reales (unos USD 13,9 millones), según la Justicia federal de Río de Janeiro.
Batista fue condenado por los delitos de corrupción activa y lavado de dinero luego de que Bretas diera por probado que le pagó comisiones ilegales por unos USD 16,5 millones a Sergio Cabral, gobernador de Río de Janeiro entre 2007 y 2014, para adjudicarse contratos públicos.
Según la Fiscalía, para el pago de esas comisiones, Batista usó un contrato “ficticio” que simuló la compra de una mina de oro en Colombia a testaferros de Cabral, en prisión desde noviembre de 2016 por la creación de “una organización criminal” que le permitió ocultar en cuentas en el exterior hasta 100 millones de dólares procedentes de sobornos.
Esta es la primera condena dictada contra el magnate, de 60 años, quien llegó a ser el octavo hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, y que entre enero y abril del año pasado compartió una celda de 15 metros cuadrados con otros seis presos acusados de desvíos relacionados con el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Además de Batista, el juez del caso condenó a Cabral a 22 años y ocho meses de prisión por corrupción pasiva, lavado de dinero y evasión de divisas; a la esposa de Cabral, Adiana Ancelmo, a cuatro años y seis meses; a dos altos ex funcionarios de la gobernación de Río de Janeiro, y a un auxiliar del magnate, Flavio Godinho, a 22 años.
Batista acumuló hasta 2010 una fortuna estimada entonces en unos 30.000 millones de dólares a través de negocios de minería, petróleo y materias primas que se extendieron por varios países de la región.
Hace unos años, el imperio se vino abajo por la mala gestión y la crisis internacional del crudo y las materias primas.
Declarado prófugo en 2016, debido a que se refugió en el exterior cuando un juez ordenó su arresto, el empresario llegó a presentarse voluntariamente ante la Justicia para colaborar con las investigaciones sobre la corrupción en la estatal Petrobras.
En su declaración, confesó haber colaborado de forma fraudulenta con algunas campañas electorales, mediante “donaciones” que no eran declaradas a las autoridades fiscales y correspondían a comisiones acordadas por la adjudicación de contratos públicos.