El Tribunal de Sentencia de Dolores condenó por unanimidad a prisión perpetua a Máximo Thomsen, alias Machu (23); Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y Luciano Pertossi, apodado Chano (21).
Todos ellos fueron condenados como autores del crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 en Argentina. Por otra parte, Ayrton Viollaz (23), Blas Cinalli (21) y Lucas Pertossi (23) fueron condenados como partícipes secundarios del homicidio de Fernando Báez a una pena de 15 años de prisión.
Los cinco condenados como autores del crimen, a pesar de contar con la condena de cadena perpetua, podrían salir al cumplir los 35 años de prisión, ya que la pena máxima en la Argentina es de 50 años y al cumplir tres décadas, los acusados podrían solicitar la libertad condicional.
“Según algunos expertos, la máxima pena en la Argentina llega a los 50 años de cárcel. Sin embargo, cuando hay múltiples delitos, donde se hace una suma de las penas, no pueden pasar ese tope”, asegura el abogado y periodista Raúl Ramírez.
Ramirez indicó que en el caso de Fernando Báez Sosa hubo homicidio doloso con varios agravantes, pero no hubo concurso de delitos. Con ello, tienen prisión perpetua, por lo que pueden pedir la libertad condicional (o reinserción social) a los 35 años de cárcel.
“La petición de libertad condicional puede ser rechazada si es que no cumple con los requisitos. Así, los cinco condenados a prisión perpetua estarán como mínimo 35 años en encierro si la sentencia se confirma”, señaló.
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Los abogados de la familia Báez Sosa habían mencionado que apelarían a la sentencia de los tres sentenciados a 15 años de prisión, para que los mismos corran con la misma suerte que los otros cinco sentenciados, que librarán desde la fecha con la cadena perpetua.
Fernando Báez Sosa tenía 18 años cuando fue asesinado a golpes por una turba de rugbistas en la madrugada del 18 de enero de 2020, a la salida de una discoteca en la ciudad veraniega de Villa Gesell. El hijo de paraguayos fue para pasar las vacaciones con amigos y su novia.
Sus padres, Silvino Báez y Graciela Sosa, ambos de nacionalidad paraguaya, incansablemente exigieron justicia y a su clamor se unieron familiares, allegados, paraguayos y argentinos. En más de una ocasión, se realizaron movilizaciones en Argentina y Paraguay para exigir una condena ejemplar.
Fernando falleció a causa de los brutales golpes que recibió de parte de los ocho jóvenes que, luego de cometer el hecho, se retiraron y fueron a cenar.