Durante la audiencia de juicio, desarrollada en la provincia amazónica de Morona Santiago, el representante de la Fiscalía expuso que las agresiones sexuales iniciaron en septiembre de 2023, cuando la víctima tenía 11 años, y se repitieron en varias ocasiones hasta el 12 de abril de 2024.
“Ese día, la madre de la adolescente se encontraba en un hospital, donde su hijo menor, de ocho meses, permanecía internado. Mientras tanto, la víctima y su hermano de 5 años estaban al cuidado del padre en el domicilio familiar”, anotó.
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Relató que el ahora sentenciado llegó al domicilio en estado etílico y agredió sexualmente a su hija. Luego, le pidió que lo acompañara al hospital.
En el lugar, la madre de la menor le preguntó si su padre le había hecho algo, y la víctima confesó lo ocurrido.
Los médicos del centro de salud efectuaron la valoración a la adolescente, en la que se evidenciaron signos de una agresión sexual, indica un comunicado del Ministerio Público.
Agrega que ese mismo día, agentes de la Policía Nacional detuvieron al agresor en su domicilio.
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Durante el juicio, una experta en biología y genética forense rindió su testimonio, en el que confirmó la existencia de proteína P30, espermatozoides y perfiles genéticos coincidentes con la víctima y el agresor, en distintas muestras recolectadas.
Fiscalía también presentó el testimonio anticipado de la agraviada, así como las declaraciones de los agentes aprehensores y de los peritos que llevaron a cabo las valoraciones médico-legal, psicológica y de trabajo social.
La violación incestuosa se castiga en Ecuador con prisión de entre diecinueve y veintidós años.
Fuente: EFE.