En el año 2019, la noticia de un hombre con VIH que, tras sufrir cáncer, se había sometido a un trasplante de células madre de la médula ósea y parecía haberse curado de ambas enfermedades dio esperanza de que era posible encontrar una cura para esta enfermedad.
Sin embargo, por precaución los expertos pedían cautela y decían que era pronto para hablar de curación; pero ahora, con un segundo hombre al que llaman el “paciente de Londres”, con 30 meses sin tratamiento antirretroviral y sin signos detectables del virus en el cuerpo, los investigadores consideran que sí se puede hablar de curación.
El paciente de Londres, de nombre Adam Castillejo, de 40 años, decidió este lunes hacer pública su identidad en una entrevista con el The New York Times, donde reveló que había convivido con el VIH desde 2003.
Nota relacionada: Sida: Nuevos avances dan esperanza, pero la cura aún está lejos
Castillejo se convierte así en la segunda persona en el mundo en haber logrado eliminar el VIH, después de que un primer individuo, el “paciente de Berlín”, quien hace 12 años se sometió también a dos trasplantes de células madre, en 2007 y 2008, para tratar un cáncer y logró curarse de ambas enfermedades.
Otra buena noticia que los investigadores señalan en el The Lancet HIV es que podría haber una tercera persona curada. Se trata de un paciente de Düsseldorf que, por el momento, lleva ya 14 meses con el virus indetectable en ausencia de medicación.
El tratamiento antirretroviral mantiene la infección de VIH bajo control: reduce la concentración de virus en el organismo y el riesgo de transmisión, e impide que la infección por VIH acabe provocando sida, la enfermedad.
También puede leer: Testarán una vacuna contra el VIH en Estados Unidos y Europa
Hasta el momento, si una persona portadora del VIH interrumpe el tratamiento, el virus rebrota en las primeras cuatro semanas, informó el medio La Vanguardia.
La diferencia con estos tres pacientes que no tuvieron un rebrote del virus se debe a que recibieron un trasplante de células madre de donantes que tenían dos copias de una mutación, lo que provoca que los glóbulos blancos, las células de defensa del organismo, sean resistentes al VIH.
Con el trasplante, conforme las células del donante van reemplazando las de la persona con el virus, se disminuyen las posibilidades de que el VIH se replique y, por tanto, que pueda seguir infectando. Y, como demuestran estos tres casos, el virus acaba desapareciendo.