Los senadores, diputados y parlasurianos siguen manteniendo sus privilegios y se resisten abiertamente a la posibilidad de perderlos. Eso se refleja cada vez que surge alguna posibilidad de modificar las leyes que los rigen.
Además de percibir jugosos salarios, tienen una serie de beneficios que los ubica en la categoría de ciudadanos de primera, mientras la mayoría de la población apenas sobrevive con la precariedad.
En la página web que tienen las Cámaras se puede observar el costo que representa cada parlamentario, y a modo de ejemplo un senador percibe G. 32.774.840 en concepto de dieta, que sería el sueldo, y gasto de representación.
En el caso de los que integran la Mesa Directiva (presidente y vicepresidentes), la variación se da en los gastos de representación que es un poco más elevado.
Son en total 80 diputados, 45 senadores y 18 parlasurianos, que además de sus jugosas dietas cuentan con una jubilación vip, seguro médico privado y los polémicos cupos para combustible.
Por más que surjan críticas dentro del propio ambiente parlamentario, hasta el momento solo queda en eso, porque en el presupuesto siguen manteniendo sus privilegios y no existe voluntad política de cambiar el esquema que los rige.
Eso por lo menos se observó el jueves pasado cuando el senador colorado Rodolfo Friedmann planteó analizar un proyecto de modificación de la ley que rige para la jubilación legislativa. La propuesta del abdista es elevar a 30 años de aporte y 60 años para acogerse a la jubilación.
Sin embargo, no tuvo el apoyo de sus pares, quienes alegan que anteriormente era peor, porque con un periodo legislativo ya se jubilaban.
Jubilación de primer mundo. Actualmente, con 10 años de aporte, que son dos periodos legislativos, y 55 años de edad, un parlamentario ya puede acogerse a la jubilación, con el 60% de su sueldo y sus gastos de representación. Esto equivaldría a G. 19.646.904.
En el caso de que un senador, diputado o parlasuriano consiga mantener su banca por tres periodos, que serían 15 años, y cumplan 65 años de edad, entonces ingresan a la jubilación ordinaria con el 80% de su salario y gasto de representación. Este monto es más elevado y llega a G. 26.195.872.
De acuerdo a la legislación actual, que es la que se pretende volver a modificar, el aporte mensual de cada parlamentario es del 20% del salario, mientras que el Estado da otro 7% calculado sobre el mismo monto total de las dietas y gastos de representación.