Las mejoras implementadas en el Congreso Nacional en la última parte de la era Silvio Beto Ovelar consistieron en mejoras en el área del estacionamiento, donde construyeron nuevas casetas, y una ampliación en la zona del “quincho de oro”, cuya edificación en el pasado costó G. 140 millones.
El propio titular del Congreso inauguró las últimas obras de su administración en el nuevo comedor, donde destinó G. 700 millones, según manifestó a la prensa.
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Este sector se habilitó con un nuevo juego de mesas –algunas tipo barras de bar– y sillas crossback, que normalmente son muy costosas en el mercado.
La zona del comedor climatizado fue construida con vidrio templado y bordea un pequeño patio, donde se colocó pasto sintético.
Estéticamente, hace contraste con el antiguo comedor que funciona en la cantina, en la planta baja del Parlamento.
El senador Ovelar presumió que esta misma jornada “estrenarían” el lugar algunos legisladores, según un informe de NPY.
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Entre el nuevo comedor, las obras en el estacionamiento y otros, Beto gastó G. 1.200 millones.
La administración del actual titular del Congreso, cuyo mandato fenece esta semana, fue muy cuestionada por el derroche que planteó en su momento en cuanto a la apertura de una especie de sucursal del Senado porque “ya no cabían más funcionarios” y “el platillo volador ya no daba más”.
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En ese entonces anunció que hizo un llamado a licitación de G. 5.000 millones, de la cual terminó desistiendo. En menos de un mes suspendió dicho plan.
Además, llevó adelante también la renovación de muebles, comprando sillones de lujo de más de G. 5 millones cada uno y otorgó 100 computadoras nuevas, que tenían el valor unitario de G. 15 millones.