Como en un cuento político, el presidente Santiago Peña se adelantó a cualquier versión de quiebre en el poder e instaló una narrativa de confianza y lealtad con sus más cercanos del Gobierno.
Intrigas y conspiraciones fue la frase que usó en una entrevista con Mina Feliciángeli, al referirse a que el ambiente político no está ajeno a las crisis, pero que no se siente afectado por esta situación porque cuenta con un espacio seguro al que llamó “comando nacional”.
El evento al que hizo alusión fue a una separación de su gobierno con su base y respaldo, el Partido Colorado, una confrontación con Horacio Cartes o con la dirigencia.
Solo unos días antes corría en los pasillos de la Cámara de Diputados comentarios en confianza de algunos referentes de la disidencia: “No creo que Peña termine su mandato”.
En el análisis, esto no es posible ya que todo transcurre de forma fluida hasta ahora en el Gobierno del joven economista: tiene gobernabilidad, control estatal, control partidario, apoyo absoluto en el Congreso, la oposición más débil y menos influyente de los últimos años, los grupos sociales en total calma y el sector empresarial conforme.
Peña además hizo énfasis en sus primeros días de gestión en medidas sociales para responder de forma inmediata a las urgencias: baja de precios, refuerzo policial, más viviendas, entre otras. Todas las acciones con gran publicidad.
Pero “las intrigas y conspiraciones” se escuchan igual, porque es dentro del Partido Colorado donde siempre se crean y se aplacan las crisis, todo como dinámica de su misma interna. Un recambio parece imposible. Pero como en todo inicio de gobierno, en los pasillos ya apostaron por Pedro Alliana.
“Santiago Peña tiene la garantía y la seguridad de que yo voy a ser un aliado y el que va a trabajar más fuertemente para que él no solamente termine su periodo, sino para que lo haga como el mejor presidente de la era democrática”, manifestó el pilarense después de afirmar que su lealtad es incondicional y que al presidente lo une un vínculo de amistad.
Peña también ubicó a Alliana como el actor clave de su gestión y como una persona de su entera confianza, con quien tiene una relación de gran afecto por fuera de lo político.
“Pedro ha sido una persona que yo siento que me quiere bien más allá del rol político que tenemos, y es un sentimiento que por supuesto yo lo siento también hacia él, de una manera tremenda”, refórzó el presidente.
Alliana forma parte de su primer anillo, como él mismo reveló, y esta cercanía es opuesta a la relación entre Marito y Velázquez en su momento, que fue de mucha desconfianza.
Santi dio centralidad a Alliana. Lo nombró como el único autorizado para negociar el Presupuesto. Ningún ministro puede pedir favores a los legisladores. Todo debe pasar por manos del vice.
“Tenemos al mejor jugador para que pueda ayudar en esta difícil tarea. Me refiero a Pedro Alliana. No van a encontrar en el Paraguay a una persona que conozca más del Congreso de la Nación”, dijo Peña a sus ministros.
Es innegable que Peña tiene todo a su favor, pero a pesar de ello, mantener el control político siempre es un desafío en el Partido Colorado.