Entre las muchas historias que se cuentan en estos días con respecto a los continuos cortes de luz y agua, ha causado especial impacto el drama vivido por la joven pareja de emprendedores, Augusto Arrúa y Vania Vera, quienes a apenas siete días de haber inaugurado un nuevo local de elaboración y venta de helados artesanales en la ciudad de Luque, la han debido cerrar de nuevo porque los continuos y reiterados cortes de energía eléctrica les han arruinado toda la producción, costando significativas pérdidas económicas.
“Cerrado por tiempo indefinido, debido a los cortes de luz”, indica el expresivo cartel que cuelga de la puerta del negocio, con el dibujo de un emoticón que señala una profunda decepción de los jóvenes empresarios.
La situación, narrada en un reportaje, ha despertado la indignación de la ciudadanía, sobre todo al saberse que los emprendedores habían solicitado un préstamo para cumplir su sueño y cuyo cumplimiento ahora resultará más difícil. La historia ha despertado también el espíritu de solidaridad, por lo que los directivos de una conocida empresa del rubro de artículos eléctricos han anunciado que donarán un equipo generador para auxiliar a los dueños de la heladería.
La problemática exhibe, sin embargo, muchos otros aspectos dramáticos. Este diario ha publicado ayer otros dos ejemplos del verdadero calvario que padecen pobladores de varias zonas del país. Uno de ellos reflejaba la odisea de los vecinos del barrio El Portal, de la ciudad de Limpio, que desde hace meses deben acarrear agua en baldes y bidones desde reservorios de plástico instalados y alimentados con camiones cisternas por la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) para poder cumplir necesidades básicas de consumo y aseo.
El otro caso publicado es el de los pobladores de las ciudades de Puerto Casado, Puerto Pinasco y otras regiones del Alto Paraguay, en la zona del Chaco, donde una vez más unas 7.000 personas quedaron sin energía eléctrica por más de dos días, debido a una avería del sistema que no se pudo reparar con prontitud.
Son solamente algunos ejemplos de los efectos de la mala gestión estatal en el manejo de vitales servicios públicos, que no solamente afectan a grandes sectores de la ciudadanía, sino que atrasa el desarrollo del país, al paralizar esfuerzos productivos y laborales, al destruir intentos emprendedores.
Una vez más se señala la contradicción de que el país dispone de abundante energía generada por cuatro represas hidroeléctricas y de recursos de agua potable en sus acuíferos, pero los administradores de las empresas estatales no logran que lleguen a la población de manera eficiente. Se sabe que la problemática es una herencia de varios años de corrupción y desidia, pero esta debe ser encarada y solucionada de manera prioritaria, con inversiones necesarias y sin las gastadas excusas técnicas.