Dentro de dos meses entrará finalmente a regir el estacionamiento tarifado y controlado en la ciudad de Asunción, tras un extenso proceso que involucró litigios judiciales, así como también cuestionamientos de sectores ciudadanos que incluso recurrieron a la iniciativa popular y presentaron firmas. La Junta Municipal sepultó las pretensiones de suspender la implementación del estacionamiento tarifado en la capital.
Para las autoridades municipales es urgente la necesidad de la implementación del estacionamiento tarifado para ordenar el tráfico en la capital. Explican que, con la implementación de esta iniciativa, esperan que disminuya el caos vehicular por la falta de espacio de aparcamiento, además de que esto supondría, dicen, una solución para otra situación, que es la presión que ejercen los cuidacoches.
En el transcurso de los debates, un concejal colorado había incluso alegado que la ejecución del sistema para estacionar era urgente, ya que en la capital se albergan todos los días alrededor de dos millones de vehículos, cuyos conductores “rompen nuestras calles y se van a otro municipio”. Este es un asunto de gran relevancia, que sin lugar a dudas debería ser tratado por los intendentes de toda el área metropolitana, con datos y, sobre todo, con mejores argumentos.
De lo que ninguna autoridad habla es sobre qué otras medidas complementarias se van a considerar para resolver el agudo problema del tránsito en la capital y en su área metropolitana. Porque sin dudas es una fantasía pretender resolver la situación de colapso del tráfico cotidiano que ingresa a Asunción y se moviliza durante el día, habilitando 9.675 lugares para estacionar.
Movilizarse en la capital, en el área metropolitana y en el Departamento Central es un suplicio y una verdadera odisea por la gran cantidad de tráfico generado por la sobrepoblación de automóviles, camionetas y motos.
De acuerdo con los datos de la Dirección de Registro del Automotor, en los últimos diez años se triplicó el parque automotor en nuestro país. Esto tiene que ver con el periodo de bonanza económica que hizo posible la adquisición de estos vehículos, pero sobre todo está muy vinculado con la necesidad que tiene la población de movilizarse, de trasladarse desde el lugar donde vive al lugar donde trabaja. Y, para poder hacerlo, es evidente que el transporte público no es una opción debido a que es uno de los servicios públicos más deficientes que tenemos los paraguayos. El ciudadano es víctima de un servicio infame, que cotidianamente violenta derechos y la dignidad de la población. No solamente hay reguladas permanentemente, negadas estas tanto por los empresarios del transporte como por el mismo gobierno, sino que tampoco se presta este pésimo servicio en las noches y durante los fines de semana.
El deplorable y vergonzoso servicio de transporte público es objeto permanente de quejas y reclamos por parte de los usuarios; sin embargo, nadie escucha ni atiende estos reclamos.
Una fundamental pregunta que autoridad alguna se ha dignado en hacerse se refiere a cómo van a movilizarse más personas para llegar a sus lugares de trabajo o estudio con la implementación del estacionamiento tarifado, cuando decidan dejar sus vehículos en sus residencias y optar por el transporte público, si este servicio ya es deficiente actualmente, y a todas luces no se ven planes para que mejore.
Nuestras ciudades necesitan con urgencia un ordenamiento al actual caos que viven a diario. El problema surge cuando las llamadas soluciones traen aparejados nuevos problemas que afectan sensiblemente a la ciudadanía.