El primer ministro surcoreano, Chung Sye-kyun, explicó que el Gobierno adoptó la decisión tras “una intensa deliberación” y ante el aumento en el número de personas que se saltan los confinamientos.
Corea del Sur no cerró fronteras ni limitó los movimientos de ciudadanos desde que se detectó el virus en el país a final de enero, pero sí impone una cuarentena obligatoria de 14 días a todos aquellos que hayan mantenido contacto directo con positivos confirmados y también a todos aquellos que entran en el país.
Estas pulseras se colocarán a los que violen las cuarentenas, algo que ya de por sí implica hasta un año de cárcel y multas de hasta 10 millones de wones (unos 8.250 dólares), y alertarán a las autoridades cada vez que la persona trate de quitársela o abandone su espacio de confinamiento.
El Ministerio del Interior surcoreano tiene una aplicación para el móvil que funciona con GPS y también alerta a funcionarios cuando se rebasa la zona de cuarentena, pero su descarga no es obligatoria y además, muchos de los que violaron la medida decidieron no llevar su teléfono. Ahora, hay más de 50.000 en cuarentena obligatoria en el país y unas 160 violaron la medida. EFE