Hasta el momento, Hubei acumula el 60% de los casos confirmados y el 95% de los decesos.
El gran aumento en el número de casos confirmados (casi el cuádruple que a principios de semana) se debe, según expertos citados por la prensa oficial, a la fuerte capacidad de transmisión entre humanos del virus y también a que ahora se pueden llevar a cabo hasta diez veces más pruebas de la enfermedad que al principio del brote, porque no es necesario enviar las muestras a Pekín.
Y, aunque no sea una muerte directa por el coronavirus, el diario hongkonés South China Morning Post informaba también hoy del fallecimiento de un joven de 17 años en una zona rural de Hubei que padecía una discapacidad que le impedía alimentarse por sí mismo, y cuyo padre, que le cuidaba, estaba hospitalizado con síntomas de esta neumonía vírica.
Una semana de cuarentena en Wuhan
En la madrugada del pasado día 23, las autoridades de Wuhan, capital de la provincia centroriental de Hubei y epicentro del brote, tomaron la decisión de empezar a cerrar la ciudad, que cumple hoy una semana de esta cuarentena ‘de facto’ en la que no se puede salir de la urbe, donde todo el transporte público está suspendido.
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Quedan unos 9 millones de personas en la ciudad. Uno de ellos es Zhu, un joven de 30 años que trabaja para una empresa estatal en Wuhan y que asegura tener “un poco de miedo” al tiempo que muestra esperanza en que todo pase pronto gracias a los avances médicos y a que “todo el país está luchando contra el brote”.
En conversación con EFE, a través de la popular aplicación de mensajería WeChat, Zhu explica que compró comida para medio mes antes del cierre de la ciudad, en la que se quedó voluntariamente, pese a que tenía billetes para volver a su Shaanxi natal, donde iba a celebrar el Año Nuevo chino con su familia.
“Tenía miedo de pasar por las estaciones de metro y del tren, y por otros lugares concurridos, contagiarme del virus y preocuparme por infectar a mi familia. Le di muchas vueltas, pero al final devolví mi billete y me he quedado yo solo en Wuhan. Es la primera vez que paso el Año Nuevo en otro lugar (lejos de su familia) en treinta años”, explica.
No obstante, la tecnología ayuda: “Cada día hacemos una videollamada para ver qué están haciendo. No es mucho peor que pasar el Año Nuevo juntos. Entendieron mi decisión y me apoyan mucho”, cuenta.
Por ahora, mientras continúa el bloqueo, Zhu asegura que su vida “no se ha visto muy afectada”. “Normalmente me gusta estar solo: estudiar, cocinar, leer libros y jugar a videojuegos en línea con mis amigos. Lo único que echo de menos es poder salir a correr”.
Falta de suministros sanitarios
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta Hubei es, tal y como reconoció su gobernador, Wang Xiaodong, la “grave escasez” de suministros médicos para combatir al coronavirus.
Según un trabajador de un hospital de la ciudad de Huanggang –de 7,5 millones de habitantes y también en cuarentena– citado por la televisión estatal CGTN, algunos médicos se ven obligados a vestir chubasqueros porque no hay suficientes trajes de protección ni mascarillas y es muy difícil conseguirlas.
Las autoridades nacionales son conscientes de este problema, como muestra el hecho de que el primer ministro, Li Keqiang, lo situase como una de las prioridades en la lucha contra esta neumonía vírica.
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Ayer mismo, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información indicó que la falta de mascarillas se debe en parte a que el aumento de la demanda se ha producido en un momento en el que China –que fabrica el 50% del total mundial– está produciendo 8 millones de unidades al día, mientras que fuera del periodo vacacional la media es de unos 20 millones diarios.
Y no es por tacañería: el Ministerio de Finanzas anunció hoy que, hasta ahora, se han destinado un total de 27.300 millones de yuanes (USD 3.936 millones, 3.572 millones de euros) contra el virus.
¿Cambio en la narrativa?
En los últimos días se ha visto un cambio en la narrativa impulsada por los medios estatales en Twitter, la principal ventana de la propaganda china al resto del mundo.
Mientras que las imágenes y videos de médicos completamente superados por las maratonianas jornadas en los hospitales de Hubei antes se limitaban a Weibo y WeChat (dos de las redes sociales más populares en China), ahora rotativos como Global Times o el Diario del Pueblo los tuitean varias veces al día con mensajes ensalzando el heroísmo de estos profesionales.
Asimismo, el diario China Daily informó este jueves que los médicos que estén en contacto cercano con pacientes infectados por el coronavirus recibirán una compensación diaria de 300 yuanes (unos 39 euros, USD 43).
Otro giro sorprendente de los acontecimientos: a principios de enero, la Policía de Wuhan detuvo a ocho personas por publicar “rumores” sobre lo que entonces no era más que un brote de neumonía, cuyas causas eran desconocidas.
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El Tribunal Supremo, nada menos, publicó recientemente un artículo en el que aseguraba que si las autoridades locales se hubieran tomado en serio esos rumores, quizá hubiera sido “una bendición” para el estado actual de la lucha contra la neumonía vírica.
En términos similares se expresó el epidemiólogo, jefe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, Zeng Guang, quien aseguró: “Mirando atrás, deberíamos elogiarlos mucho. Fueron sabios ante el brote”.